Capítulo 52

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Heron

Me quedo viendo cómo Katrina sufre y llora ante toda esta indeseada situación.

El dolor de verla de esa manera era mucho más fuerte y punzante que el que podía estar sintiendo por la herida que aquella navaja me había provocado.

Mi mente no paraba de pensar en posibles ideas para sacarla de aquí, pero, ¿qué podía hacer cuando el rey lobo alfa podía quitarle la vida con solo ordenar que lo hicieran en un segundo?

No quería que la lastimara. No permitiría que le hiciera daño bajo ninguna circunstancia, aunque eso implicase que yo saliera herido al final de todo esto.

Había jurado protegerla y eso haría, aunque de ello dependiera la vida misma.

—Katrina, tienes que luchar contra esto. Tú eres fuerte. Puedes hacerlo. —Es lo único que se me ocurre para tratar de salir de esta situación, aunque sé que ella se estaba esforzando demasiado para no hacerme daño.

—Heron, no malgastes tu saliva ni tus energías en todo esto. —Bufa el rey lobo alfa.— Soy su rey, soy el alfa de todos los lobos de la Tierra, y jamás ninguno de ellos podrá ir en contra de mi voluntad.

A eso se refería el hombre que nos murmuró que todo era obra del rey y que estábamos condenados.

—Bueno, serás el rey de los lobos, ¡pero no de nosotros, pendejo! —Frank se levanta entre la muchedumbre de lobos arrodillados, junto con el ejército de cazadores que lo acompañaba.

—¡Y de nosotros tampoco! —dice aquel monje, Amaru, colocándose en posición de ataque con todos los demás monjes del templo.

—Somos vampiros, perrito. No nos vuela el coco con tus cosas raras. —Dice uno de los soldados de mi ejército personal. Sonrío al verlos aún animados y listos para pelear luego de toda la lucha que estuvieron dando en la última hora.

Era admirable que aún tuvieran fuerzas y energía para continuar.

—¡Bien, si quieren pelea entonces la tendrán! —Los encapuchados del rey probablemente corren y lo protegen, al igual que los dos Victorian que quedaban.

—Ya los derrotamos una vez, podemos hacerlo nuevamente. —Frank carga su escopeta, al igual que los demás cazadores que lo seguían.

—Sí, puede ser. Pero... ¿Podrán contra todos estos? —El rey ríe de forma siniestra.— ¡Todos, excepto Katrina, atáquenlos! —Señala a los humanos y a los vampiros, y prontamente se desata la guerra. Pero esta vez amigos contra amigos, familias contra familias, en una batalla que se traduce en tragedia, sangre y dolor.

Me quedo perplejo viendo cómo Dexter comienza a golpear a Frank con la intención de noquearlo. El chico trata de esquivarlo como puede, pero al fin y al cabo, eran humanos luchando contra lobos poderosos y bien entrenados. Sinceramente, no creo que todo esto vaya a terminar tan bien como me gustaría.

—¡Dexter, ¿qué haces?! —Frank le apunta con el arma, pero noto cómo no es capaz de dispararle a su propio amigo.

—¡Lo lamento, Frank! No quiero hacer esto. —Dexter dice mientras sus venas en el cuello se marcan por el esfuerzo de no hacerle daño al chico, pero su cuerpo no paraba de atacarlo.

—No quiero hacerte daño. —Frank solo corre hacia atrás, escondiéndose tras lo primero que encuentra en un intento por bloquear sus ataques. Pero Dexter en realidad era una máquina humana de matar.

—¡Dispárame si es necesario! Eso me detendrá. —Le lanza un puñetazo que logra darle en el rostro al chico, haciéndolo caer al suelo.

Dexter se le abalanza encima y empieza a ahorcarlo con sus propias manos.

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