Capítulo 39

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Heron

Al salir de la habitación de Heron y correr por el pasillo hasta llegar a las escaleras, me detengo justo frente a ellas mientras analizo lo que acaba de suceder.

Heron me había regalado un vestido... ¡a mí!

Aprieto las bolsas de papel que tengo entre los brazos y mi pecho con fuerza y suelto un grito de felicidad ahogado.

Luego, procedo a bajar rápidamente las escaleras para dejar todo sobre la encimera de la cocina.

Una vez llego abajo, lo primero que veo es a Jaxon parado justo frente a la encimera con un vaso de agua y unas galletas.

Me espanta un poco al ver cómo me mira, pero luego sigo caminando y dejo todo en una esquina.

—Bonito vestido. —Dice mientras agarra el vaso con agua y bebe un poco.

—Gracias. —Digo sintiéndome un poco incómoda de habérmelo encontrado así, y justo cuando todavía llevaba puesto el vestido.

—Imagino que te lo dio Heron. —Agarra la última galleta que le quedaba y le da un bocado.

—No hay que hablar de esto, Jaxon. —Niego mientras lo miro con tristeza. Él, simplemente, serio.

—Sabes, pensaba que te iba a rechazar por aquello de ser criaturas diferentes. —Bufa. —Se veía muy convencido cuando me dijo que se alejaría de ti, pero al parecer solo fueron puras mentiras para quitarme del camino y dejarme "contento". —Hace comillas con los dedos al decir la última palabra.

—Detente, Jaxon, no quiero hacerte daño. No necesitas saber nada de esto. —Poso mis manos sobre la encimera, quedándome viéndolo. Él toma una bocanada de aire.

—No te preocupes por mí. —Niega. —Ya he decidido irme del castillo. —Toma el vaso y bebe el poco agua que quedaba en él, luego lo coloca fuerte sobre la encimera.

Un frío se me aloja en el estómago al escuchar aquello, que se iba. Me quedo por unos segundos en silencio mientras mi cerebro solo procesa la idea de lo que acaba de decir.

—Pero, ¿por qué te tienes que ir? No es necesario. —Hablo un tanto nerviosa.

—Lo decidí hace poco, es lo mejor. Es muy incómodo ver cómo lo tuyo y lo de Heron avanza, ¿sabes? —Exhala fuerte por la nariz. —Los vi besándose el otro día en la azotea. —Se encoge de hombros y baja la vista hacia el vaso con el cual comienza a jugar sutilmente. —Esa fue la gota que derramó el vaso para mí.

Un nudo se me forma en la garganta al descubrir que él fue quien nos vio.

De todas las personas que había en este castillo, ¿por qué tenía que ser él?

¿Por qué precisamente tenía que estar en ese lugar justo en ese momento?

—Lo lamento, Jaxon, no debiste haber visto eso. —Bajo la vista a mis manos, sintiéndome triste por él... por toda esta situación.

—No fue tu culpa, no se puede controlar lo que dicta el corazón, ¿no? Además, fue inoportuno de mi parte llegar así a su práctica. Solo... solo iba a decirte que me iría esta semana.

—¿Esta semana? —Pregunto consternada. —¿Tan pronto? ¿Pero a dónde quieres ir, Jaxon?

Él se toma un momento antes de contestarme. Luego levanta la vista y me ve.

—Voy al Colegio Wolfrahan.

Abro los ojos como dos lunas llenas mientras miles de preguntas pasan por mi mente simultáneamente.

Dos Mundos Wolfrahan © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora