005, "La mente de una princesa"

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"LA MENTE DE UNA PRINCESA"

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"LA MENTE DE UNA PRINCESA"

El día en que Vaegon y la princesa Aemyra se encontrarían cara a cara finalmente había llegado. Este encuentro causaba un remolino de emociones en el corazón de la joven princesa. Aemyra, hija de la sangre real y flor delicada del linaje ancestral, hubiera deseado evitar a toda costa esta cita que el destino parecía imponerle con cruel insistencia. Su frágil corazón, no aún endurecido por las inclemencias de la vida cortesana, temblaba ante la idea de enfrentarse a Vaegon. Pero los rumores, esas serpientes venenosas que reptan por los rincones oscuros de la Fortaleza Roja, se habían extendido con la rapidez y la furia de un incendio en un campo seco, llenando de dudas y dolor su espíritu.

—¿Habéis tomado algún té para los nervios, mi señora?— preguntó una de sus damas de honor, con la voz cargada de preocupación y el rostro suavemente inclinado en señal de respeto. Aemyra, sumida en sus pensamientos, apenas notó la pregunta, y simplemente negó con un lento movimiento de cabeza. No deseaba conversación alguna, pues temía que su malhumor, envenenado por la tristeza y la ansiedad, pudiera recaer injustamente sobre las almas bondadosas que sólo buscaban asistirla en su hora de necesidad.

—Brianne...—murmuró la princesa en un suspiro casi inaudible, y la joven dama, que aguardaba solícita a su lado, respondió con prontitud.

—¿Sí, mi princesa?—replicó Brianne, con la misma devoción que la había caracterizado desde que, siendo niñas, jugaban en los jardines del palacio, ajenas a los peligros y traiciones que anidaban en la sombra.

—Prepara un traje de montar, el de cuero negro que tanto me agrada,—ordenó Aemyra, levantándose con un ademán resuelto del asiento en que descansaba. Lady Tanya y Lady Brianne, sus fieles compañeras, se miraron entre sí con el ceño fruncido, compartiendo en silencio la preocupación por el extraño deseo de la princesa en tan funesto día. Sin embargo, ninguna osó cuestionar sus órdenes, y ambas se dispusieron a cumplir su mandato con la diligencia acostumbrada.

Mientras tanto, la mente de Aemyra era un torbellino de pensamientos y emociones, un caos en el que la razón y el sentimiento luchaban sin tregua. Su corazón latía con furia, como si tratara de liberarse del yugo que lo aprisionaba, y aunque sabía que no debía prestar oídos a los susurros maliciosos de la corte, aquellos rumores repetidos hasta la saciedad comenzaban a corroer la confianza que durante tanto tiempo había albergado. Antes de que sus damas pudieran retirarse para cumplir con sus órdenes, la princesa alzó una mano, deteniendo a Brianne, su prima lejana por parte materna y también la más cercana a su corazón.

—Preparad también dos vestidos, tan lujosos como puedan ser, con abundante tela fresca. Me dispondré a visitar un lugar donde el calor es implacable...— añadió Aemyra, con un tono que sugería un propósito oculto, un plan gestado en las profundidades de su ser, lejos del alcance de los ojos indiscretos.

Las damas intercambiaron una mirada cargada de inquietud, pero la obediencia debida a su señora prevaleció, y sin más palabras, se apresuraron a cumplir sus órdenes. En tanto, la princesa se quedó sola con sus pensamientos, contemplando el horizonte con la resolución de quien sabe que, aunque el destino sea incierto y los tiempos oscuros, ha de enfrentarse a ellos con la dignidad que su posición le exige.

𝐇𝐄𝐈𝐑𝐒 𝐎𝐅 𝐅𝐈𝐑𝐄, ( THE CRUEL BLOOD ) HOTD Donde viven las historias. Descúbrelo ahora