⸻ ❛ LOS SIETE REINOS no podían mantenerse
en paz durante mucho tiempo, una prueba de ello fue cuando los dioses decidieron ser crueles con la familia real y llevarse a un pilar importante de esta: La reina Aemma, sin embargo cuando el rey se ve obl...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"CHAMPIÑÓN & SEPTON EUSTACE: HEREDERO DE DORNE"
De la Crónica de Champiñón, Fiel a los Negros:
Desde las plumas de los más antiguos cronistas hasta los labios de los trovadores que vagan por los reinos, pocos relatos resuenan con tanto misterio y controversia como el del primer embarazo de la princesa Aemyra. Y es Champiñón, el bufón astuto, quien con sagacidad nos entrega este relato, teñido de las intrigas que envolvieron a la corte de los Siete Reinos.
La Unión de Fuego y Arena:
Cuando el matrimonio entre el príncipe Cormac Martell, señor de las cálidas arenas de Dorne, y la princesa Aemyra Targaryen fue anunciado, el reino entero vibró bajo el peso de tal unión. Fue un matrimonio inesperado, uno que muchos interpretaron como una jugada astuta del rey Viserys para consolidar la paz entre el cálido sur y el poder devastador de los dragones. La noticia se esparció como el fuego mismo, y los rumores en las tabernas, en los pasillos de los castillos y en los mercados de Desembarco del Rey no tardaron en crecer.
El caos se desató, pues pocos podían imaginar que la paz llegaría tan pronto. Algunos lo llamaron un milagro, un acto divino destinado a traer equilibrio a los reinos. Champiñón, sin embargo, veía más allá de las apariencias. Observaba los gestos y las miradas en la corte con su ojo entrenado por años de servicio entre sombras y sonrisas forzadas. La boda, cuenta, fue una de las más fastuosas jamás vistas en la Fortaleza Roja. Aemyra, en su bondad, ordenó que parte de la comida destinada al banquete fuera compartida con la plebe, un gesto que le ganó el amor del pueblo. Sin embargo, el bufón notó que, bajo la alegría reinante, no todos compartían esa felicidad. El príncipe Vaegon, hermano de Aemyra, ocultaba su dolor, un sufrimiento que parecía crecer con cada paso que su hermana daba hacia su nuevo destino en Dorne.
El Silencio de Vaegon y la Partida de Aemyra:
Tres días después de la boda, Aemyra partió hacia las arenas del sur, dejando tras de sí un vacío palpable en los salones de la Fortaleza Roja. Los días que siguieron fueron oscuros para la corte. Los hijos mayores del rey ya no estaban: Rhaenyra, en Dragonstone, cumpliendo sus deberes como heredera; Vaegon, pupilo de la Serpiente Marina; y ahora Aemyra, destinada a ser la princesa de Dorne. La corte estaba despojada de su juventud y alegría, y Champiñón no tardó en señalar que el reino parecía envuelto en un manto de sombras.
Sin embargo, las vueltas del destino son imprevisibles, y no pasó mucho tiempo antes de que Aemyra y su esposo regresaran a la capital, trayendo consigo una noticia que alteraría el curso de los eventos.
El Anuncio del Heredero y las Sombras de la Duda:
Cuando los príncipes se presentaron en la sala del Trono de Hierro, la corte quedó en silencio. Champiñón nos relata que fue un momento inesperado, tan espontáneo que ni los consejeros ni el rey mismo tuvieron tiempo de procesar lo que estaba ocurriendo. Aemyra, con una sonrisa que irradiaba tanto orgullo como temor, anunció que estaba encinta. Un hijo venía en camino, un heredero que uniría la sangre de los dragones con la astucia de las serpientes del desierto.
