⸻ ❛ LOS SIETE REINOS no podían mantenerse
en paz durante mucho tiempo, una prueba de ello fue cuando los dioses decidieron ser crueles con la familia real y llevarse a un pilar importante de esta: La reina Aemma, sin embargo cuando el rey se ve obl...
( príncipe Vaegon Targaryen y su hermana la princesa Aemyra Targaryen)
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CHAMPIÑÓN, " FUEGO DE DRAGONES"
Según el infame cronista de los Negros, el bufón de la corte, conocido como Champiñón, los eventos posteriores al banquete en honor al noveno onomástico del príncipe heredero Jacaerys estuvieron cargados de secretos y oscuras insinuaciones. En sus relatos, Champiñón no escatima en detalles, afirmando que mientras los invitados brindaban y reían, los príncipes Vaegon y Aemyra intercambiaban miradas cargadas de una tensión apenas disimulada, viéndose nuevamente después de tanto tiempo.
Aunque para los ojos del resto de los presentes la velada transcurrió sin incidentes, según Champiñón, su baja estatura le permitió ser testigo de lo que pocos hubiesen imaginado. El bufón asegura que, oculto por los caros manteles que adornaban la mesa principal, Vaegon dejaba que sus manos vagasen con desvergüenza sobre las largas y firmes piernas de la princesa Aemyra. Champiñón, conocido por su desparpajo y su lengua afilada, narra cómo estos gestos, ocultos a plena vista, revelaban mucho más de lo que cualquier cortesano habría querido aceptar públicamente.
A través de su relato, el bufón insinuaba que los rumores acerca de la cercanía inapropiada entre los dos hermanos no eran simples murmuraciones vacías, sino una verdad disfrazada de cortesía, oculta bajo el manto de las costumbres nobiliarias. Para Champiñón, todo aquello que los demás no querían ver se hacía evidente en esos gestos furtivos, y sus observaciones, aunque controversiales, seguían alimentando las brasas de los rumores que ardían en la corte.
El bufón Champiñón, maestro en captar lo oculto tras los velos de la nobleza, relata con su usual mordacidad lo que sucedió en la hora del murciélago, aquel momento en que la noche se adueña por completo de los cielos y los secretos salen a la luz más oscura. Según sus crónicas, después de que el banquete en honor al príncipe Jacaerys llegase a su fin, la princesa Aemyra abandonó el salón con una prisa notable.
"—Su alteza caminaba a un ritmo rápido, casi como si la urgiera un deber que no podía esperar," cuenta Champiñón con ironía, destacando cómo la inquietud de la princesa era palpable. La dama, vestida aún con el esplendor dorado de su casa, cruzó los pasillos de Rocadragón con la rapidez de quien huye de los ojos del mundo o, quizás, de algo que no deseaba enfrentar a la luz de las antorchas.
Por otra parte, el príncipe Vaegon, con su característico aire de despreocupación, desapareció por el mismo camino que su hermana. "—Su alteza, siempre imperturbable, seguía el mismo rumbo, aunque a un ritmo pausado, como si el tiempo mismo le perteneciera," describe Champiñón, añadiendo un toque de misterio al comportamiento del príncipe. A diferencia de Aemyra, Vaegon no parecía apresurado ni perturbado, más bien como si cada paso estuviera calculado, seguro de que lo que fuera a acontecer estaba ya decidido por destinos ocultos.
