006, "Unión"

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"UNIÓN"

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"UNIÓN"

—ME PREGUNTO SI LA PRINCESA es consciente de lo que está insinuando—, la voz del príncipe Cormac resonó con una gravedad desconocida hasta entonces, cada palabra cargada con un peso que ahogaba la ligera brisa de la noche. Su tono ya no era el de un noble complaciente, sino el de un guerrero enfrentando una amenaza velada. Había en sus ojos un destello de incredulidad, como si lo que acababa de escuchar de labios de la princesa no fuese más que una broma insidiosa, nacida del capricho y la insensatez.

El silencio se extendió entre ambos, profundo y tenso, como el filo de una espada a punto de caer. Pero Aemyra no se inmutó. Su semblante permanecía sereno, su mirada, astuta como el viento en las alturas, reflejaba la seguridad de quien conoce los secretos que aún no han sido revelados.

—He venido sin jugarretas, Príncipe Cormac. ¿Por qué he de bromear?—preguntó ella, su voz tan suave como el terciopelo, pero cargada con la firmeza de una tormenta contenida. No había en ella ni rastro de la vacilación que él esperaba, como si sus palabras fueran piedras lanzadas al vacío, ignorando los abismos que podrían abrirse a sus pies.

Cormac dio un paso adelante, su ceño fruncido se oscurecía bajo la luz tenue de las antorchas que iluminaban el gran salón. Las sombras en su rostro le conferían el aspecto de un hombre atrapado entre el deber y la furia, luchando por comprender el juego que se desplegaba ante él.

—¿Por qué, entonces, insinuas lo que no puede ser? —su voz se quebró apenas al mencionar lo impensable—. Tu hermana ya está casada, y como príncipe, no aceptaré ser un segundo esposo, sabiendo las costumbres que ustedes tienen —Su tono era áspero, casi venenoso, como si el mero recuerdo de tal unión mancillara su honor.

Aemyra rio, no con malicia, sino con la ligereza de quien observa a un niño confundido por las reglas de un juego que aún no comprende. La risa, sin embargo, resonaba en el aire como un eco desafiante, retando las convenciones y las expectativas del príncipe.

—Nunca dije que la unión fuese con mi hermana—respondió ella finalmente, una sonrisa ladina danzando en sus labios, sus ojos chispeando con la astucia que caracterizaba a los suyos—Y si tal idea alguna vez hubiera sido considerada, créeme, Rhaenyra se negaría al instante. Ella honra su matrimonio y no rompería el lazo que se le ha concedido por mera conveniencia.

Cormac entrecerró los ojos, buscando en la sonrisa de la princesa alguna trampa escondida, alguna artimaña que pudiese usar para desviar lo que empezaba a percibir como una verdad demasiado clara.

—Entonces guíame, princesa—dijo él con un dejo de sarcasmo, la tensión apenas disimulada—¿Me ofrecerás la mano de alguna Baratheon, o tal vez de una doncella Velaryon?—Su tono pretendía ser burlesco, pero las casas mencionadas, ligadas por sangre y antiguos pactos a los Targaryen, traían consigo promesas de poder y alianzas que ningún hombre de honor ignoraría fácilmente.

𝐇𝐄𝐈𝐑𝐒 𝐎𝐅 𝐅𝐈𝐑𝐄, ( THE CRUEL BLOOD ) HOTD Donde viven las historias. Descúbrelo ahora