Can You Feel the Love Tonight?

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Rebecca miró a los ojos a su novia, decidida a mostrarle tan sólo con el brillo de sus pupilas lo enamorada que estaba de ella.

¿Cómo Freen podía creer que aún existiera un mínimo sentimiento por Irin? ¿Acaso no se daba cuenta que ella había invadido y conquistado cada rincón de su corazón, de su mente y de sus sueños?

Freen, con su calidez, con su dulzura, con su valentía, le había mostrado los días más bellos y maravillosos que jamás se hubiera permitido imaginar antes de conocerla.
Becky siempre había fantaseado con la idea de tener una novia, de poder tomarle la mano a una chica que fuera linda con ella y le diera todas sus sonrisas. Lo soñaba, mas nunca había creído que de verdad pasaría, no con todo el miedo que sentía ante la perspectiva de que todos supieran de sus sentimientos.
Desde que Freen había aparecido, toda su vida era como una hermosa película romántica.

—Freen, yo te a...— comenzó a decir, cuando un trueno especialmente sonoro las aturdió, causando un pequeño grito en ambas e inmediatamente, la electricidad se fue.

Todo quedó en penumbras, siendo el resplandor de la luna lo único que alcanzaba a iluminar tenuemente la casa, aunque la música se seguía escuchando con "It must have been love", de Roxette.

—Maldición, creo que ese trueno afectó la energía— murmuró Freen, con miedo, buscando algo con la mirada.

—¿Por qué sigue sonando la música?— preguntó Becky, aún aferrándose a la chica.

—Porque está puesta desde el teléfono— contestó, separándose suavemente.

—¿Qué haces? ¿A dónde vas?— cuestionó la castaña con temor.

—Tranquila Bec, voy a buscar unas velas...espérame aquí, no tardo. Ve al sofá— pidió, dejando una caricia en la mejilla de la chica, mientras se alejaba en dirección al cuarto de lavado.
Rebecca podía sentir los acelerados latidos de su corazón, no sólo por el susto con el trueno, sino porque estuvo a punto de dejar salir esa frase que llevaba tanto tiempo atravesada en el pecho. No tenía ninguna duda de lo que sentía. Amaba a Freen, mucho más de lo que nadie podría describir en ningún poema de amor, o alguna película romántica...aunque era irónico que pensara ello, cuando las circunstancias actuales se asemejaban tanto a una, con todos los condimentos necesarios: la lluvia, la música, la casa a oscuras y la chica enamorada.

—Bec, ¿puedes ayudarme a encender estas?— pidió Freen cuando volvió, cargando una canasta repleta de velas, que dejó a Rebecca boquiabierta.

—Freen, ¿cómo es que tienes tantas velas?—

—Uhm...es algo así como un pasatiempo. He pensado en venderlas— respondió encogiéndose de hombros, al tiempo que las colocaba en los diferentes estantes y mesas pequeñas alrededor del sofá, con Becky encendiendolas, hasta que toda la sala se llenó de un agradable resplandor naranja, y el ambiente íntimo fue mucho más palpable.

Ambas se miraron un momento, antes de sentarse juntas en el sillón, Freen aún con algo de timidez. Pero por su parte, Rebecca comenzaba a sentir cierto cosquilleo en su pecho y en sus dedos, producto de la anticipación, pues había notado que no había nadie más en la casa que ellas dos.

—¿Dónde están Song y tu papá?— preguntó, para confirmar sus sospechas.

—Fueron a visitar a mi abuela. Recién me enviaron un mensaje avisando que se quedarán allí, no es muy seguro conducir con este clima— contestó con simpleza, sin percibir la tensión que inmediatamente despertó en Becky, al saber que no serían interrumpidas en las próximas horas.

Como si de un obvio guionista se tratara, el reproductor aleatorio comenzó a emitir las dulces notas de "Can you feel the love tonight", haciendo que ambas chicas se sumerjan en la melodía, mirándose fijamente a la luz de las velas.

Diario de una adolescente | FreenBeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora