Víctima o Victimario

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—Qué extraño— murmuró Rebecca, al darse cuenta que los mensajes que enviaba a su novia quedaban con una sola tilde.

Hacía ya un día entero que no sabía nada de Freen. Obvio que no era para llamar a la policía ni nada, pero para una adolescente, un día entero es mucho tiempo, aunque supuso que podía estar ocupada con las pruebas de admisión a las universidades.

Ambas habían estado hablando sobre qué hacer una vez se graduaran, y habían acordado presentarse a las mismas universidades, rogando que las admitan en la misma.

Seguía confundida pensando en aquello, cuando una enojada Noey se le acercó, con Yuki corriendo detrás de ella.

—Rebecca, ¿qué fue lo que hiciste?— le increpó entre dientes, mientras también se acercaban Nam y Emma.

—Ey ey, ¿por qué tanta hostilidad? Cálmate Noey, explícate antes de usar ese tono— reclamó Nam, anteponiendo su mano entre la más alta y Becky.

—Quiero saber qué fue lo que hizo Rebecca, porque resulta que Freen no quiere venir a la escuela, y ni siquiera quiere decirme por qué...— explicó, manteniendo su tono demandante.

—¿Y por qué asumes que es por algo que hizo Becky?— cuestionó Emma, suspicaz.

—Porque cuando Noey le preguntó si iría al centro comercial con las cinco, dijo que no, porque no quería ver a Becky...y no quiso explicar qué había ocurrido— aclaró Yuki, que se mantenía un poco más calmada, pero tensa ante la situación.

Rebecca sintió como si un yunque se hundiera en su estómago al comprender que la falta de noticias de su novia era porque en realidad estaba enojada.

—Pero...no lo entiendo. Estábamos bien el domingo...estuvimos paseando en el centro hasta que mamá tuvo que recogerme para ir a una cena. No nos peleamos ni nada...— expresó perpleja y triste la castaña.

—Algo debiste haber hecho— insistió Noey, sin aplacar su enojo, cruzándose de brazos.

—Noey, si Rebecca te está diciendo que no tiene idea, no puedes acusar sin pruebas. La única que podría sacarnos de dudas es Freen— reprochó Nam, mostrando su lado más protector para con su amiga.

—La bitácora— mencionó Yuki de repente —Quizás Freen publicó algo, ¿alguien entró a Wattpad?—

Todas se miraron entre ellas negando, por lo que fue Nam la primera en buscar el perfil de Freen, encontrándose con el mensaje de página no encontrada.

—Oigan, dice que no está la cuenta— indicó extrañada.

Becky, ya más alarmada con ello, buscó ella misma, recibiendo el mismo mensaje.

—A mi también me dice lo mismo— murmuró, y esta vez Noey leyó la página.

—Quizás las bloqueó para que no vieran lo que publicó— razonó, sintiéndose aún más confundida y molesta.

—Momento, veamos desde mi cuenta. Creo que ella no la conoce— propuso Emma, quien al tipear el nombre de Freen, se encontró con el perfil —Aquí está. Es ella, ¿no?—
Las cinco se apiñaron alrededor del teléfono.

—Si, esa es su cuenta. ¿Entonces me bloqueó? ¿Por qué lo haría? ¿Por qué no habló conmigo antes?— cuestionó Becky, angustiada, ya sintiendo el nudo en su garganta.

—Ve a la publicación más reciente— indicó Noey, ansiosa, mientras le señalaba la pantalla.

Mientras Emma cumplía con lo pedido, Rebecca no podía evitar preguntarse qué había hecho mal, repasando todas las conversaciones que habían tenido.

Habían hablado de los exámenes, de las universidades, de los lugares a donde querían ir en una cita, e incluso habían hablado de pasar juntas algunos días durante las vacaciones. Becky incluso había insinuado coquetamente la idea de estar solas y poder dar un paso más en su relación. ¿Tal vez eso la había hecho sentir incómoda? No había notado nada extraño, pero tal vez Freen sentía vergüenza de hablar de ello.

Perdida como estaba en su debate interno, no había percibido que las demás estaban leyendo el día 20 del Diario de Freen.

—Rebecca, ¿tú le diste a Irin un brazalete que te obsequió Freen?— exclamó Nam, incrédula.

—¿¡QUÉ!? ¡Claro que no! No la he visto desde el día que me humilló frente a toda la escuela— respondió indignada, tomando el teléfono para leer — "Parece que ella no te dijo que me había dado el brazalete. Dijo que yo era su estrella, y que recordara que era sólo suya"...¿qué demonios? Noey, te juro que no tengo idea de qué habla. Ni siquiera sabía que Freen me había regalado un brazalete— explicó, sin poder aguantarse las lágrimas de frustración e impotencia.

—Ya, tranquila Becky. Esto debe ser una jugada sucia de la perra de Irin— la consoló Nam, acariciando su espalda, mientras la castaña sollozaba. Noey, bajando su guardia, se lamentó de haber acusado a la chica, mientras Yuki se unía a Nam intentando calmarla.

—Pero no entiendo...¿por qué Freen no me lo dijo? ¿Por qué no me preguntó? Soy su novia, debería confiar en mí...— replicó Rebecca entre lágrimas, y Noey entonces, suspiró pesadamente, agachando su cabeza.

—Freen...digamos que tuvo una mala experiencia— comenzó a decir.

—Oh si...recuerdo que mencionó algo de un beso con Irin...o algo así ¿no?— preguntó Nam, intentando recordar.

—Si...pero no fue con Freen. Fue con la primera novia de Freen, Sarah— confesó, generando gritos ahogados de sorpresa en todas —No salieron durante mucho tiempo, pero Irin merodeaba a la chica todas las veces que podía. Siempre le preguntaba cosas de la escuela, pero se notaba que sólo quería su atención. Freen siempre fue demasiado buena, no sospechaba nada. De hecho, se sentía orgullosa de que su novia ayudara a otros a estudiar. Hasta que las vió besándose detrás de nuestra escuela. Sarah intentó disculparse, diciendo que fue sólo para que Irin se quitara las dudas, que fue su primer beso, ¡como si eso fuera justificación!— explicó, indignada.

—Oh diablos, eso es horrible...¿y qué pasó después?— preguntó Emma, con tristeza.

—Al poco tiempo la madre de Freen enfermó, así que simplemente se dedicó a cuidarla, y dejó de hablarle a Sarah. Dejó de hablar con casi todos en la escuela, excepto conmigo— dijo, dejando escapar otro suspiro, rememorando esa dura etapa en la vida de su mejor amiga.

Rebecca podía sentir la ira impregnando cada célula de su cuerpo.

No tenía idea sobre aquello, y nunca se le había ocurrido preguntar por esa frase que Freen había dicho a las idiotas amigas de Irin. La perra mayor no sólo se había metido con ella, burlándose frente a toda la escuela. Había sido la causante del corazón roto de su novia, la persona más dulce y bondadosa que podía existir. Y para sumar a su furia, le había robado el regalo de Freen. Ahora estaba segura de que ese horrendo regalo obsceno había sido de Irin, y se sintió asqueada por haberse sentido atraída alguna vez por la ex-porrista.

Dejando la cólera fluir, tomó las cosas de su casillero, y se encaminó raudamente a la salida, con sus amigas confundidas intentando seguirle los pasos.

—Becca, ¿a donde vas?— preguntó Nam, intentando detenerla.

—Mi madre tiene un dicho Nam: en la vida, eres la víctima o el victimario. Y ya me cansé de ser la víctima— declaró, prácticamente echando chispas por sus ojos, retomando su camino mientras dejaba a las chicas atrás.

Diario de una adolescente | FreenBeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora