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El salón donde Seokjin había planeado continuar con los preparativos de la boda estaba en un incómodo silencio. Con Wonwoo ausente, Seokjin había recurrido a su prima Jihyo para que lo ayudara a avanzar con los detalles, pero la tensión entre ella y Yoongi era palpable desde el primer momento.

—Gracias por venir, Jihyo —dijo Seokjin con una sonrisa mientras se sentaban alrededor de la mesa llena de catálogos—. No sabía a quién más pedirle ayuda con todo esto, y Wonwoo está hasta el cuello de trabajo.

—Es un placer, primo —respondió Jihyo, mientras hojeaba un catálogo de decoraciones—. Quiero asegurarme de que tu boda sea perfecta. Sé que junto a Wonwoo serás el hombre más feliz. A diferencia de otros que no saben lo que quieren y se pierden en su propio caos.

La mirada de Jihyo se dirigió sutilmente hacia Yoongi al decir esto, lo que encendió una chispa de incomodidad en el ambiente. Yoongi, que estaba sentado al otro lado de la mesa, apretó la mandíbula al escuchar el comentario. Sabía exactamente a quién iba dirigido.

Seokjin frunció el ceño, percibiendo la tensión pero sin entender del todo el trasfondo. —Jihyo, no estamos aquí para hablar de otras personas. Vamos a concentrarnos en los planes, ¿te parece?

Jihyo sonrió, pero su tono no perdió el filo. —Claro, primo. Solo quiero asegurarme de que estés con alguien que realmente te valore. Wonwoo es un buen hombre, no como... bueno, ya sabes a qué me refiero.

Yoongi no pudo contenerse más. —¿Es necesario que sigas trayendo eso a colación? No estamos aquí para discutir lo que pasó entre nosotros.

Jihyo lo miró desafiante, sus ojos ardiendo de reproche. —Lo que pasó fue que jugaste conmigo, Yoongi. Me sedujiste y luego te marchaste como si nada. Y ahora crees que podemos estar en la misma habitación y fingir que todo está bien. No, no va a ser tan fácil.

Seokjin suspiró, ahora claramente arrepentido de haber invitado a su prima a ayudar. Miró a Yoongi, esperando que él intentara calmar la situación.

—Jihyo —comenzó Yoongi, más suave esta vez—. Sé que cometí errores. No debería haber dejado las cosas así entre nosotros, y lo lamento. No quiero que esta boda se vea afectada por algo que ocurrió entre tú y yo. ¿Podemos dejarlo atrás y enfocarnos en Seokjin?

Pero Jihyo no estaba dispuesta a ceder. Su orgullo y su dolor seguían frescos, y aunque Yoongi parecía sincero, ella no estaba lista para perdonarlo tan fácilmente.

—No, Yoongi. No puedo simplemente olvidarlo, como si nada. Tú juegas con las personas y luego actúas como si nada hubiera pasado. Quizás otras te lo toleren, pero yo no soy una de ellas. Puedes intentar arreglar las cosas con palabras bonitas, pero no funciona conmigo —espetó Jihyo, cerrando con fuerza uno de los catálogos de bodas y lanzándolo sobre la mesa.

Seokjin, que hasta ese momento había intentado mantenerse neutral, finalmente se levantó, frustrado. —Esto no está funcionando. Los traje aquí para que me ayuden con los planes, pero parece que no pueden dejar de pelear. Ya fue suficiente.

Jihyo lo miró, sorprendida por el tono firme de su primo. —Seokjin, yo solo—

—No, Jihyo. Te agradezco que quieras ayudarme, pero no quiero estar en el medio de una guerra entre tú y Yoongi. Esta boda es lo más importante para mí, y necesito que sea un proceso feliz, no esto —dijo, su voz firme pero cansada. Miró a Yoongi, quien ahora estaba en silencio, cabizbajo—. Lo siento, pero creo que no debí pedirte ayuda.

El rostro de Jihyo se suavizó por un momento, dándose cuenta de que su enojo estaba arruinando el día de Seokjin. Pero su orgullo la mantuvo firme. —Lo siento, primo, no era mi intención. Pero sabes cómo es Yoongi. Espero que entiendas por qué no puedo simplemente olvidarlo.

—No es necesario que lo olvides —respondió Seokjin, apretando los labios—. Solo quiero que dejemos esto a un lado por ahora. Si no pueden hacerlo, prefiero manejar los planes de la boda solo.

Yoongi se removió en su asiento, claramente arrepentido de haber causado problemas, pero también sintiéndose impotente. Intentó una vez más dirigirse a Jihyo. —De verdad quiero arreglar las cosas, Jihyo. No por mí, sino por Seokjin. No tiene que estar en medio de esto.

Pero ella simplemente lo miró, su expresión fría y distante. —Ya dije todo lo que tenía que decir, Yoongi. No me interesa tu disculpa. Y te sugiero que no sigas insistiendo.

El silencio que siguió fue denso. Seokjin recogió algunos catálogos y los apiló en un rincón de la mesa, su frustración palpable.

—Está bien. Creo que hemos terminado por hoy —dijo con voz firme, aunque claramente decepcionado—. Gracias por venir, Jihyo, pero creo que continuaré solo.

Jihyo asintió, recogiendo sus cosas en silencio. Antes de salir, se volvió hacia Seokjin, su expresión un poco más suave. —Si necesitas algo, ya sabes dónde encontrarme. Y sabes lo mucho que quiero que seas feliz. Wonwoo es el hombre perfecto para ti.

Con esa última indirecta, Jihyo salió del salón, dejando a Yoongi y Seokjin solos en un incómodo silencio. Yoongi, consciente del peso de la situación, se quedó sentado, mirando la puerta por donde la  prima de Seokjin acababa de salir.

—Lo siento, Jin —dijo finalmente, con la voz baja—. No quería que esto pasara.

Seokjin suspiró profundamente, sin mirarlo. —Lo sé, Yoongi. Pero ya no estoy seguro de cómo manejar esto. Quiero que estés conmigo en todo esto, pero no puedo seguir con esta tensión entre ustedes dos. Me está agotando.

Yoongi asintió, sabiendo que tendría que encontrar una forma de resolver el asunto, aunque Jihyo no estuviera dispuesta. Seokjin merecía que este proceso fuera feliz, y él estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para no arruinarlo más.

Made Of Honor ; yoonjin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora