24

66 20 2
                                    


Yoongi respiraba profundamente mientras subía los últimos escalones hacia el apartamento de Seokjin. Cada paso se sentía más pesado que el anterior, con las palabras de sus amigos resonando en su cabeza. "No te rindas todavía", había dicho Mingyu, pero ahora, frente a la puerta, todas esas palabras parecían desaparecer en el silencio de la noche.

Sus manos temblaban mientras se acercaba al timbre. La duda lo invadía. ¿De verdad era buena idea seguir el consejo de sus amigos? ¿Y si Seokjin no quería escucharle? Apenas había levantado la mano para tocar cuando la puerta se abrió de repente, haciendo que su corazón diera un vuelco. Pero no era Seokjin.

Era Jihyo.

Llevaba una expresión despreocupada, casi divertida, como si hubiera estado esperando a alguien. – ¿Yoongi? – preguntó con un tono burlón. – Vaya sorpresa verte por aquí.

Yoongi tragó saliva, tratando de mantener la compostura. – ¿Está Seokjin? – preguntó, sin rodeos. No tenía tiempo para juegos o para los comentarios de Jihyo. Tenía que hablar con él antes de que fuera demasiado tarde.

Jihyo sonrió, inclinándose contra el marco de la puerta como si disfrutara de la incomodidad de Yoongi. – Oh... ¿no te lo dijeron? Seokjin y Wonwoo ya no están aquí. Tomaron un vuelo esta mañana a Nueva York. Ya sabes, para preparar la boda. Su voz tenía un matiz sarcástico, como si encontrara divertido que Yoongi llegara tarde a la situación.

El mundo de Yoongi pareció detenerse por un momento. Sintió cómo su corazón se hundía en su pecho. ¿Seokjin ya se había ido? Todo su plan, su decisión de hablar con él, parecía desmoronarse en ese instante. No quería creerlo, pero Jihyo parecía disfrutar de su reacción.

– Pero... seguro que ya lo sabías, ¿verdad? – continuó Jihyo, su tono insinuante. – Después de todo, tú eres su 'mejor amigo', ¿no?

Yoongi no la dejó terminar. No podía escuchar más. Giró sobre sus talones y comenzó a caminar rápidamente hacia las escaleras. Su mente estaba en caos. Seokjin ya se había ido. Pero mientras bajaba los escalones de dos en dos, algo en su interior se negaba a aceptar la derrota.

No podía perderlo, no todavía.

Corrió hacia su departamento con una decisión clara en mente. Iba a hacer las maletas y tomar el siguiente vuelo a Nueva York. Aún no lo había perdido. Si había algo que podía hacer para detener esta boda, tenía que intentarlo. Con cada paso, su resolución se fortalecía. Esta vez, no se iba a rendir.

Cuando finalmente llegó a su departamento, su respiración era agitada, pero sus manos ya se movían rápidamente por el espacio, buscando ropa, un pasaporte, lo necesario para partir. Seokjin aún no se había casado, y mientras ese anillo no estuviera en su dedo, Yoongi sabía que tenía una oportunidad, por pequeña que fuera.

Made Of Honor ; yoonjin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora