— ¡Por Dios! ¡debes salir ya de esa puta cama, Maya! —Los gritos de Ashley me hacen querer no tener oídos, cubro los mismos con mis manos y me remuevo incómoda bajo las colchas.— ¡llevas ahí dos días y ni siquiera has pisado la escuela!
Me hago bolita y cierro los ojos, desde que Cameron se fue le he estado llamando y no me contesta, le he dejado al menos cien mensajes y no se ha molestado en contestarme, lo único que quiero es hablar con él y no lo he logrado, estoy triste y no tengo ganas de nada. Aunque dije que no me afectaba tanto, la verdad es que me afecta más de lo que pensé, y decidí hundirme en mi sufrimiento debajo de mis colchas.
Las manos de Ashley tomar mi brazo por arriba de la gruesa tela que me cubre hacen que me sobresalte, esta comienza a sacudirme tan fuerte que hasta la cama comienza a moverse, me zafo de su agarre en un movimiento brusco y un quejido de parte de Ashley me hace salir de la cama.
— ¿Te jodí la nariz?, lo siento —Me disculpo pensando que la he golpeado, salgo de la cama y me acerco a ella, se quita las manos de su nariz y sonríe de manera victoriosa.
— En realidad no —Responde arrugando su nariz con malicia, haciendo que apriete los puños y suelte un bufido, se dirige hacia mi cama y después de tirar las cobijas y las almohadas, tira el colchón a un lado provocando que la mire indignada.
— ¿Por qué has hecho eso? —Pregunto fingiendo llanto mientras miro con un puchero el desastre.— no quiero recoger eso.
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Me quedo en mi lugar aún lamentándome por lo que le ha hecho a mi cama, mientras que Ashley abre mi ropero y empieza a escoger de las prendas más lindas que tengo, me entrega un vestido casual de color rosa y unos tennis sencillos blancos ¿desde cuando se utilizan vestidos con tennis?, después saca de mis cajones un conjunto de ropa interior negra y literalmente la lanza en mi rostro. Me quejo mientras que la rubia me da empujones dentro del baño hasta que estoy dentro y cierra la puerta detrás de mi.
— ¡Báñate muy bien! —Me grita desde el otro lado de la pared. Ruedo los ojos y empiezo imitarla en voz baja.
Sin reprochar más, comienzo a desnudarme, despojándome de mi cómoda pijama, abro la llave y el agua sale fría al principio, después se vuelve más tibia y entonces dejo que las gotas de agua me mojen por completo, lo más seguro es que Ashley ya tenga un plan para hoy y tal vez para mañana y el resto de la semana, cuando el mío era solo dormir, lamentarme, comer, dormir, lamentarme, comer y así sucesivamente.
Después dé aproximadamente diez minutos en la regadera salgo en vuelta en una toalla, Ashley me ayuda a vestirme como si fuera una niña pequeña, pero no me quejo, apenas y tengo ganas de mantenerme de pie. Después de que tengo la ropa que ella misma ha escogido, me seca el cabello con la secadora y me peina con una coleta alta.
— Lávate los dientes —Demanda como si fuera mi madre. Vuelvo a meterme al baño y después de unos minutos regreso con ella. Ya tiene listo el maquillaje en sus manos.— ahora solo un poco de base y rubor.
