5- Un placer conocerte al fin. Parte ll

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- Chicas, él es Aiden.

Lo pude mirar más detalladamente, su dentadura completamente perfecta, acompañada de una sonrisa perfecta, su abdomen estaba bien marcado, un poco de músculos en los brazos, tenía pintado tres rayas en cada mejilla de tres colores, azul, blanca y rojo. Traía un gorro muy grande con plumas que salían del mismo, lo que parecía un taparrabo como el de tarzan, solo que un poco más grande.

Me miró indiferente realmente no le importaba quien era yo. Y era de suponerse, Leah era hermosa, pelirroja, linda sonrisa, hoyuelos en los cachetes, buen busto, coqueta, divertida, carismática. Y por supuesto, lo que a la mayoría de los chicos les fascina... Era bajita.

Para ella es fácil.

Ella es tierna.

Yo no.

-¿Bailamos? —le dijo Mason a Leah.

-Amm... Claro —dijo un poco dudosa.

La tomó de la mano y se la llevó a la pista de baile. Observé de reojo a Aiden (que ni siquiera se había tomado la molestia en preguntar mi nombre) como se le quedaba mirando a Leah. Rodé los ojos, comencé a arrepentirme de venir a la fiesta a averiguar si un chico desconocido se llevó mi pequeña flor o no.

Es realmente estúpido como las personas se pueden obsesionar con el estado de una persona. Si es virgen o no. Y ahí estamos de nuevo, estereotipos de mierda.

El concepto de virginidad, seguramente fue inventado por un hombre, que cree que con su pene puede cambiar el estado o lo que es una mujer. Es realmente estúpido como podemos clasificar a una persona de promiscua sólo por disfrutar de uno de los placeres más grande de la vida.

Todo fuera más sencillo si tan solo fuéramos lo que somos. No lo que signifique una etiqueta.

-Límpiate la baba hermano —las palabras salieron sin pensarlo dos veces (algo común en mí) — ¡Chico! —Llamé al chico de la barra—. Uno más —le guiñe, él sonrió pícaramente como si estuviera ligando con él.

Las personas confunden (con frecuencia) la educación con ligue.

Y es que ni siquiera estaba siendo educada ni ligando, creo que sencillamente los hombres son unos idiotas.

-Que sean dos —corrigió segundos después de hacer mi pedido. No me tome la molestia de mirarlo de frente, lo miré de reojo y noté como se apoyaba en la barra con su brazo izquierdo— ¿Eres estudiante de intercambio? —se inclinó para tratar de llamar mi atención.

El chico bajo nos dio los dos pequeños vasos. Tomé el mío rápido y lo bebí rápidamente sin pensarlo dos veces. Supongo que necesito un incentivo para poder entablar una conversación con él.

Me volteé cuando estaba bebiendo su shot, lo dejó sobre la barra y se limpió las manos en su abdomen. Ni idea de por qué hizo eso.

Me miró a través de sus pestañas con una sonrisa coqueta, me atrapó mirando su abdomen. Se apoyó más en la barra (como si eso era posible), con aire relajado— No has respondido mi pregunta —se encogió de hombros como si fuera una obligación.

-Hay muchas preguntas sin responder ¿Que tiene la tuya de especial? —dije imitando su posición sobre la barra. Mi acento no desapareció en ninguna de las palabras.

Sus ojos se abrieron con impresión, supongo que no está acostumbrado que lo traten así. Tan cliché.

-¿Qué tiene de especial? —Repitió para sí mismo— No lo sé, es una necesidad para mí saber.

Desventajas de ser alta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora