40- Hasta luego.

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-¿Segura que quieres hacer esto? —le pregunté a Natalie.

-¿Recuerdas que quería cortarme el cabello y tú me decía que si lo hacía estaba loca?

-Sí y sin embargo, lo hiciste. ¿Qué con eso?

-No sé, estoy nerviosa. Estoy a punto de estar casadísima —chilló y dio unos salticos.

-Ay Dios —dije riendo.

-Promete que nos vas a llorar Naomi Smith.

-Eso es como cuando prometía que no iba a volver a besar a Colton en la secundaria.

-Imposible incluso ahora —murmuró Lily.

-Exacto —afirmé.

-Es que si veo que estas llorando yo voy a llorar entonces mi maquillaje se ira a la mierda y pagué bastante por esa vaina —las dos reímos y nuestros ojos se cristalizaron.

-¡Que no llores! —gritó la maquillista.

-Cállate vieja fea. Mi amiguita se me casa —dije aguantando las lágrimas.

Le di un corto abrazo cuando escuchamos las notas del piano tocar la canción de A thousand years. Le guiñé el ojo a Natalie y ella me sonrió. Nos formamos en línea para salir. Estábamos en la carpa esperando cuando escuché la voz de Natalie.

-¡Naomi! —Me giré y Natalie se aventó en mis brazos— Nunca te agradecí por siempre estar para mí, eres la mejor.

-Cállate que me vas a hacer llorar —le di un beso en la mejilla y volví a la formación.

Al salir los aplausos me hicieron sentir un poco incomoda, sin embargo no le preste atención. Colton me recibió con su brazo y caminamos por la alfombra decorada con pequeñas margaritas.

Luego salió Natalie, y un coro cantó la marcha nupcial. De fondo seguía sonando la canción del principio, pero sólo a piano y se mezclaba con las voces del coro, llegando al fin a que sólo el piano tocara la marcha nupcial. Una orquesta de violines, trompeta y flautas hacían mágico el momento.

Chester el novio comenzó a llorar cuando vio que Natalie se acercaba, iba del brazo de su padre que miraba fijamente a Chester. No le quitaba la mirada de encima. Le dio un beso en la frente a Nat y le susurró algo al oído. Luego Chester con las manos temblorosas estrechó las manos con el papá de Nat y la recibió.

-Bienvenidos, pueden tomar asiento —dijo el sacerdote.

En el público pude observar a mi madre, la nueva novia de Adam, su nombre era Jillian. Estaba Liam con una chica que no conocía, la madre de Nat que se limpiaba las lágrimas con un pañuelo blanco. La familia de Nat, el novio de una de las damas de honor, mi ex, de hecho. El novio de Lily que era un poco extraño pero al final nos hacía reír a todos.

-Prometo serte fiel, apoyarte en la enfermedad y en la pobreza. Ser siempre tuyo —dijo Chester.

-Prometo haré el intento de serte fiel—todos rieron—, cuidarte en la enfermedad y apoyarte en la pobreza. Ser siempre tuya.

-Siempre nuestro —culminó él.

-Los declaro, marido y mujer. Puedes besar a la novia.

Incluso antes de que el sacerdote dijera eso ellos ya estaban comiéndose. La fiesta luego de la boda fue sumamente divertida. Bailamos hasta no poder más y comimos de todo los que nos sirvieron.

-Quiero proponer un brindis —me levanté de la mesa y todos me miraron—. Por los novios y porque tengan una vida llena de amor, felicidad, éxito, bendiciones. Y lo más importante, llena de mucho sexo —todos levantaron la copa y brindamos— ¡Salud! —Natalie me dio una mirada divertida mientras negaba con la cabeza. Ups, toda su familia estaba aquí.

Una canción lenta comenzó a sonar y Adam me sacó a bailar.

-Escuché de las malas lenguas que te iras a Inglaterra —dijo.

-Natalie te dijo, ¿no?

-Tú y yo sabemos que sí —me regaló una sonrisa.

-Es así.

-¿Será definitivo?

-No lo sé. Quiero alejarme de todo esto. Por un tiempo.

-Bueno, entonces espero verte en mi boda.

-¿Tu qué?

-Aún no. Pero siento que esta chica es la indicada, ya hemos planeado tener muchos hijos, el primero se va a llamar Santiago si es niño y si es niña se va a llamar Valeria. Es perfecta y la amo —sonreí.

-Aquí estaré.

-¿Puedo? —Colton pidió bailar conmigo y Adam con una sonrisa pícara le cedió el puesto.

-Hueles muy bien —dije mirándolo a los ojos.

-Siempre huelo bien —dijo.

-Creído —bufé y él sonrió.

-Entonces te vas a china ¿no?

-¡¿China?! Dios no —reí junto a él—. Me voy a Inglaterra, aunque quizás me desvie un poco y vaya un tiempo a Jamaica, no lo sé.

-La tierra de Bob Marley, no sabía que eras del bando verde —le golpeé el hombro suavemente y el rio.

Bailamos en silencio el resto de la canción hasta que empezó a sonar una más rápida— Quédate.

-¿Ah?

-Quédate, no te vayas. Te invito a una cita.

-Colton...

-Entiendo que siempre la he cagado contigo, pero quiero ver qué sucede si lo volvemos a intentar. Dicen que la tercera es la vencida, ¿no? Por favor. Naomi.

-Colton.

-Te lo estoy pidiendo por favor.

Lo tomé por el cuello y lo besé. Rozamos nuestros labios en un suave y lento beso. Él me tomó por la cintura y me presionó a su cuerpo. Me aleje de él y le di un corto abrazo.

-No es un adiós, ¿cierto? —murmuró sólo para nosotros dos.

Negué con la cabeza— Es un hasta luego.





Fin...

Desventajas de ser alta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora