23- "Always"

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El título del capítulo es tan Harry Potter.

Disfruta del capítulo.



Aiden.

-¿Papi?

Escuché la suave y tierna voz de Santiago, traté de girar la cabeza buscando su inocente mirada. Traía el uniforme de la guardería, venía de la mano de la enfermera.

-Santi-

No podía procesar las palabras, mi cabeza dolía a estallar. Pequeños fragmentos del accidente llegaban a mi mente nublando mi campo visual.

-Papi, ¿estás bien?

Cuando volví a abrir los ojos él estaba sentado a un lado de mi costilla con las piernas cruzadas una encima de la otra. Mantenía sus manos en su regazo con timidez. Seguro estaba asustado con todas las vendas y tubos que iban desde mi nariz a una máquina, otros desde mi brazo hasta una vara con una bolsa transparente colgante.

-Papá, está bien.

Una sonrisa se curvó en sus labios y miró con atención la venda que cubría mi frente.

-¿Qué es eso?

-Eso es para que los extraterrestres no lean mi mente.

-No es cierto, debe ser de aluminio.

-Quizás crean que lo es.

-No puedes engañar a los extraterrestres papá. Ellos son más inteligentes que Einstein.

Más tarde la enfermera cambió mis vendas. Las heridas no era tan graves como creían todos, unos que otros puntos en la nuca, un moretón en el labio otro en la frente y una pequeña cortada en el dedo. Mason era quien me preocupaba. Había escuchado (de la boca de Leah) que tuvieron que hacerle una trasfusión de sangre y, que también se había fracturado el fémur.

Mason no sólo era mi mejor amigo, él se había convertido en mi hermano, en alguien con quien contar las 24/7. Era a la única persona (además de mis padres) a quien le había contado de Santiago. No era porque me avergonzase, simplemente porque la gente cree en los malditos estereotipos y muchas veces creen que por tener tatuajes te convierte en una mala persona. El tener un hijo te convierte en un hombre descuidado.

La gente juzga a los demás sin saber cómo son realmente. Y justo por eso era que Naomi sufría en su adolescencia, la tildaban de tonta por ser rubia. De fenómeno por ser más alta que los demás. De rara por no tener los mismo gustos musicales que los demás. Y puedo decir que aparte de todo eso, nunca conocí a una chica que apreciara la vida, la familia y la amistad del modo en que ella lo hacía.

-¿Se puede?

Escuché su voz, frágil. Como si estuviera a punto de romper en llantos. Me giré hacia la derecha. Sus ojos azules conectaron con los míos, traía un pantalón de mezclilla hasta la cintura -rosado-, una blusa de encaje negra de mangas largas, traía tacones negros de punta. Me extraño que estuviera tan arreglada. Segundos, mirándola fijamente, no soportó el contacto visual y lo rompió mirando a mi madre que la escaneaba de arriba abajo como si fuera una pintura. Pero no de las que le gustan.

-La enfermera dijo que no puede recibir ningún tipo de angustias o sorpresas, niña.

Las palabras que escupía mi madre eran como dagas que me atravesaban a mí de igual forma que a Naomi.

-Mamá... déjanos solos.

-Pero la enfermera dij-

-Mamá. Por favor.

Dejo la revista en el sillón café junto a ella y salió dedicándola una última mirada de desprecio a Naomi. Ella solo apartó la mirada para hacer como si no la vio haciendo ese gesto con los labios.

Titubeó un poco antes de acercarse un poco más a la camilla, dejó en la silla una cartera, la lanzó de hecho. Escuché un sollozo escaparse de su garganta. Agachó la cabeza y se inclinó para darme un casto beso en la frente por encima de la venda.

-Lo siento.

-Estoy bien.

Hablamos al mismo tiempo, su mirada volvió a recaer en la mía, la de ella estaba ahogada en lágrimas. Frunció los labios en un intento de no llorar.

-Aiden... no sabes cuánto lo siento...

-Naomi...

-Si quieres terminar conmigo, hazlo.

De pronto ya no me estaba mirando, una lagrima corrió por su mejilla ella la secó de inmediato. Se alejó un poco de la camilla y llevó sus manos hasta su cara tapando todo su rostro.

-Estoy tan arrepentida... no sé en qué pensaba, soy una estúpida.

La imagen de Colton tirado en el asfalto frente a la fraternidad volvió a mi memoria.

Sus palabras fueron: "Tienes suerte de haberte ganado su corazón... no todos lo hacen" La sangre no dejaba de salir de su nariz y él comenzaba a escupirla. Si no hubiese sido por esas palabras lo hubiese golpeado hasta dejarlo inconsciente.

-Aiden... yo...

La observé estaba sentada en la silla donde había aventado su cartera, tenía las manos en su regazo, pestañeaba repetidamente tratando de alejar las lágrimas.

-Te amo.

Sus palabras entraron por mis oídos y las recibió mi cerebro como un impacto para elevar la cabeza y estirar mi mano en su dirección. Ella la observó por unos segundos luego la tomó.

El contacto cálido de sus manos me reconfortó. Acaricié sus nudillos con mi pulgar lentamente. Estaba bajo su merced, bajo sus encantos. En ese instante no me importó el error que cometió, sería injusto juzgarla por un momento de debilidad. La recordé llorando en mis brazos aquel día en la playa, recordé sus palabras. Extrañé la sensación de sus labios sobre los míos, como encajaban perfectamente, como si estuvieran diseñados para estar siempre juntos.

Yo quería estar siempre junto a ella, aunque siempre sea sólo unos minutos. Serían los mejores minutos de mi vida.

-También te amo, Naomi.

Desventajas de ser alta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora