33- "Tenemos boda"

50 6 0
                                    

Lo que creí que sería un fin de año como otro Aiden lo convirtió en el mejor fin de año. No dejaba de mirarle en todo el camino de vuelta a casa. En su auto los dos íbamos cantando las canciones que sonaban en la radio. Resulta que era un especial de canciones de los ochentas. Justo mis favoritas.

-Like a virgin —canté alto.

-Cariño, sigues siendo muchas cosas, pero no virgen —me miró.

Le dediqué una sonrisa y el volvió a fijar su vista en la carretera— Vamos a la playa —propuse.

-¿No quieres dejar las cosas primero?

-No. Vamos a la playa —tomé mi cartera del asiento trasero y comencé a buscar mi teléfono.

-Vale, pero ¿qué haces?

-Botare lo que me ha estado causando problemas...

Tomé el teléfono en mis manos. Le di un beso dejando marcado el labial en la pantalla, baje el vidrio y sin pensarlo dos veces lo aventé por la ventana.

-¡Naomi te has vuelto loca! —gritó con algo de gracia en su voz.

-Quería hacerlo de forma dramática —reí haciéndolo reír a él.

Llegamos a la playa y corrimos hasta el auto de nuevo porque había comenzado a llover. Creo que debí haber visto el clima en mi teléfono antes de aventarlo en la carretera.

-¿Y ahora qué hacemos? —pregunté.

-Nos vamos.

-¿A dónde?

-Lejos. Pero, juntos.

Lo miré por unos segundos que parecieron eternos. Hasta que él se acercó posando su cabeza en mi hombro.

-O mejor vamos por una hamburguesa —sonreí y asentí dejando un casto beso en su mejilla.

[...]

Continúo en mi carrera como modelo. Los ataques del acosador se han detenido, ahora tengo un guardaespaldas que me persigue como si fuera mi sombra. Renté un apartamento con Aiden. Él ya no soportaba a su padre así que dejó la fraternidad y se mudó por completo a nuestro apartamento. En realidad, él lo había comprado y luego me había invitado a vivir con él. Tuve que dejar a mis amigas defenderse solas. El departamento no era tan grande como el que había alquilado yo, pero sin duda tenía ese aire ordenado y relajado al mismo tiempo, que era Aiden en pocas palabras.

Aunque fue algo incómodo los primero días, luego terminé por acostumbrarme. Y bueno, mi mamá lo amaba, incluso hace unos días estaba hablándome sobre su boda con mi padre. Aiden estaba por graduarse. Sin duda el vivir juntos había mejorado muchas cosas, por ejemplo: La privacidad y el sexo eran sin duda la mejor parte. No siempre almorzábamos juntos ya que a Aiden le costaba estar en casa al medio día y yo casi siempre la pasaba con las chicas.

Mason y Leah nunca más volvieron a hablarse. Mason andaba de chicas en chicas mientras Leah sólo trataba de conseguir un empleo para poder comprarse un auto. Chester y Natalie estaban hablando de casarse. Bueno, Natalie estaba hablando con nosotras de que quería casarse con Chester. Lily había conocido a un chico increíble. Santiago el hijo de Aiden era una preciosura. Y Hilary, su madre, se había vuelto una amiga cercana. Aiden se volvía loco cuando nos encontraba hablando.

Y apenas era Abril y todo esto era lo que había pasado.

Después de todo, todo ese escándalo, las borracheras, el accidente, Aiden con su hijo. A pesar de todo eso, puedo decir con toda seguridad que era feliz. Era feliz en mi pequeño departamento con Aiden y su hijo de visita los fines de semanas. Incluso en estos momentos en los que Aiden se volvía loco por conseguir un trabajo y discutíamos por todo.

-Siento que se me queda algo.

-Amor todo va a salir bien, tranquilo.

Él no me miró y siguió buscando por toda la sala a ver si encontraba lo que no sabía que buscaba. Volvió a mirarse en el espejo acomodando su corbata azul. Llevaba un traje gris oscuro, una camisa blanca debajo y unos zapatos de vestir pulidos. Se notaba que estaba nervioso.

Sorbí de mi taza de café y seguí observándolo. Desde los problemas con su padre él se ha vuelto un poco más frío con las demás personas. Incluso ha dejado de frecuentar a Mason.

-¿Hoy veras a Mason?

-No sé Naomi. No tengo tiempo para sus estupideces.

Me quedé perpleja. Parpadeé un par de veces y me levanté de la silla.

-Es tu mejor amigo Aiden.

-Sí, pero si no te has dado cuenta que sigue pensando como un niño de dieciséis.

-Eso no quita que sea tu amigo.

-Tengo cosas que hacer, nos vemos a la noche –dejó un casto beso en mi frente y caminó hacia la puerta.

-Llegaré tarde, estaré con las chicas. Yo sí tengo tiempo para mis amigos.

Me miró con el ceño fruncido y apretó la mandíbula— Como quieras.

-Hoy lo he visto —dijo Leah.

-¿A Mason? ¿Han hablado? ¿Qué pasó?

Ella negó con la cabeza mirando a Natalie.

-Venía para acá y baje del bus él iba en una moto, se me ha quedado mirando luego el semáforo se ha puesto en verde y se fue —habló rápido como siempre.

-Mierda —dije y ella asintió con una pequeña sonrisa.

-Es un inmaduro, eso es todo —dijo Lily comiendo otro bocado de su torta de chocolate.

Natalie se quedó mirando sus manos mientras movía una pierna.

-A ti te pasa algo —señalé a Natalie—. Habla.

-Yo no tengo nada —se defendió.

-Y yo soy bajita —rodé los ojos—. Escúpelo.

-Me propuso matrimonio.

-Espera, ¿qué? —gritó Leah.

-¿Cuándo? —dije.

-¿Cómo? —dijo Lily.

-¿Dónde? —volví a hablar.

-¿Se pueden calmar? Gracias —se cruzó de brazos y sonrió—. Nos estábamos besando en su departamento y él me dijo: "¿A qué edad te quieres casar?" Y yo dije: "A los veintidós". Luego se ha quedado en silencio por unos segundos, y dijo: "No puedo esperar más. ¿Te quieres casar conmigo?" Sacó una barra de chocolates que tenía inscrito: Di que sí.

-¡Me ha dado un ataque! —chilló Leah.

-¡Que hermoso! —dije.

-¡Ay que cursi! ¿Segura que lo estabas besando? ¿No le estarías haciendo sexo oral?

Leah y yo soltamos una carcajada y Natalie rodó los ojos.

-¡Qué raro en ti Lily! —dijo Natalie y luego comenzó a reír.

-¡Tenemos boda!


Desventajas de ser alta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora