17- Eres perfecta.

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-Nunca me has dicho que significa —trace círculos en su abdomen alrededor de su ombligo.

-¿El tatuaje? —Asentí— No lo tiene, sólo me pareció genial.

-¿Te hiciste un tatuaje sólo porque te pareció genial?

-Sep.

-Estás loco —rodé los ojos con gracia por lo estúpido que sonaba eso.

-Mira quién lo dice, la reina de la cordura —hizo una mofa.

-Déjame —hice un puchero y me senté cruzando las pernas para encararlo.

-Sabes que te quiero —se acercó y dejó un pequeño beso en mi cuello cerca de mi oreja que me hizo cosquillas— Lo anotaré en mi lista —chasqueó y me abrazó por la cintura.

-¿Qué lista? —fruncí el ceño.

Comenzó a escribir en el aire con la mano izquierda— ¡Et voilà! —hizo un ademán y volvió a abrazarme. Lo miré inquisitiva— Lista de puntos débiles de Naomi alias: La rubia sexy —solté una carcajada.

-Tú sonrisa es mi punto débil.

Sus ojos se tornaron oscuros y llenos de deseo. Parece que ahora era yo que despertaba algo en él y eso me hacía sentir muy bien.

-Es tarde, creo que es hora de irnos —se acercó Mason con Leah tomados de la mano, Leah se veía ruborizada y algo sudada.

Sí claro... Caminar...

-Naomi ¿te quieres quedar un rato más? —Aiden me miró inquisitivo.

-Sí. Nos vemos en el complejo Leah —le dediqué una sonrisa.

-Está bien... ¿Natalie ya se fue? —preguntó Leah.

-Hace rato, como a las seis. Lily se fue en un taxi, le llegó Rodrigo —le guiñé un ojo.

-Ese bastardo...

-¿Quién es Rodrigo? —preguntaron los chicos al unísono.

-Son nadie —respondimos al unísono—. Es tarde bebé estoy cansada... De caminar. Nos vemos en el complejo — luego se marcharon.

-Solos, al fin —resopló Aiden.

-Estuvimos prácticamente toda la tarde solos.

-Pero ahora estamos solo tú y yo —agarró mis cachetes con sus dedos y los apretó.

[...]

-¿Quieres vino? —me preguntó Aiden moviendo una copa en el aire.

-Sí, por favor —le sonreí.

Caminé a través del marco de la cocina, la sala de estar estaba compuesta por dos sillones de madera con grandes cojines color crema, en las paredes había tres cuadros colocados estratégicamente para que las paredes blancas no se vieran vacías y aburridas, en el centro había una alfombra felpuda. Por un gran ventanal se colaba la cálida brisa del exterior. Me abracé a mí misma cuando recordé que estábamos solos. Sentí una respiración cerca de mi oído. Era Aiden, ni si quiera lo había escuchado venir.

-¿En qué piensas?

-Esto es hermoso... —me gire a verlo. Tenía dos grandes copas en cada mano.

-Lo sé —me dedicó una sonrisa.

-¿Y qué... vamos a hacer?

-Lo que tú quieras princesa —me entregó la copa de su mano derecha.

-Gracias...

-Brindemos —elevó la copa—, porque mi hermosa chica sea la mejor modelo en el mundo —solté una risita.

-Por nosotros. Porque haya un nosotros por mucho tiempo.

-Salud —chocamos las copas.

No recuerdo exactamente por cuanto tiempo estuvimos hablando, no recuerdo cuantas sonrisas él me sacó con sus ocurrencias. No estuve pendiente sobre la lluvia que cayó detrás de nosotros, no me interesó saber nada de mi celular, no me molestó estar sentada en su regazo mientras él hablaba tan fluidamente de sus ambiciones, de sus metas y de cómo nunca había estado tan cerca de una chica en el sentido que estaba conmigo. Me dijo que en el pasado había cometido muchos errores.

-Hay algo que no te he dicho —bajo la vista hasta nuestras manos entrelazadas.

-¿Que sucede? —Busqué su mirada, tenía los ojos un poco llorosos— Hey... ¿estás bien? —pregunté con un hilo de voz.

-Yo... —un relámpago seguido de un trueno sonó tan fuerte que me hizo soltar un chillido— ¿Te asustan los truenos? —preguntó con un poco de gracia.

-Noo... —negué con la cabeza.

Aiden soltó una carcajada que no tardó en contagiarme, me bajé de su regazo y me senté en modo indio junto a él. Habíamos dejado sonar su iPod, él me observó detenidamente cuando comenzó a sonar Creep de Radiohead.

-Esa canción me identifica —le dije sin si quiera pensarlo.

-¿Eres una desgraciada? —frunció el ceño.

-No tonto, la parte que dice que quisiera ser especial...

-Eres especial —replicó.

-¿En qué? ¿No te das cuenta? Todos tienen algo que los caracteriza, Leah tiene un sentido de la moda impresionante puede hacer que una sábana se vea hermosa, Natalie es la mejor dando consejos, Lily es excelente dibujante, Chester es un excelente novio, Mason es buen amigo, y tú... Tienes una hermosa voz, eres seguro de ti mismo, eres apuesto, tocas la guitarra... Todos tienen algo que los hace especial... Y luego estoy yo. La rara que no sabe que quiere en la vida, que todo lo que intenta de alguna forma u otra lo deja. La que no puede mantener una relación decente.

-Naomi...

-A veces sólo quisiera saber... ¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué esta persona? ¿Por qué esta vida?

-Eres especial... Para mí lo eres.

-¿De verdad?

-Nunca había conocido a una chica que comiera sin importarle engordar, que no sólo ella habla sino que te escucha cuando tú le hablas. Tan sencilla pero igual de hermosa... Una chica que me hace decir cosas como: Sencilla, hermosa, especial —solté una risa, me di cuenta que estaba llorando y no lo había notado—. Eres esta chica, eres quién eres Naomi, quizás sólo no has encontrado tu camino.

-Quizás...

Se acercó tomándome por las mejillas— Así como eres... Eres perfecta.

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Desventajas de ser alta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora