34- "Ya lo hiciste"

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-¿Que te parece si el vestido es rojo? —comentó Leah con extrema emoción.

-¿Que te parece si te callas? —dijo Lily con la misma emoción fingida.

-Yo creo que un vestido blanco clásico es la mejor opción —dijo Hilary.

-Ya me caes bien —dijo Lily y Leah y se sentó con cansancio en el sillón color pastel.

Nos habíamos encontrado a Hilary saliendo de una cafetería la invitamos a pasar la tarde con nosotras y ella aceptó. Santiago estaba en la guardería así que no había problema. Dos semanas de preparación llevaba la boda, se casarían el día de mi cumpleaños justamente. 

-¿Lista? —Natalie se estaba probando el quinto vestido ninguno le gustaba.

-Se me ven demasiados senos pareciera que fueran a explotar —comentó saliendo del vestidor acomodando el corset— ¿no les parece un poco exagerado la cola?

-Se me ven demasiados senos pareciera que fueran a explotar —comentó saliendo del vestidor acomodando el corset— ¿no les parece un poco exagerado la cola?

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-Se volverá loco buscando tu vagina en ese vestido —dije y todas rieron—. Vuelvete a probar el primero. Ese era hermoso.

-Tu dices lo mismo de todos los vestidos.

-¡Pero si todos son bonitos! No es mi culpa.

-Tiene razón el primero es el que más te ha favorecido. 

-Vale, me volveré a probar el primero. 

Con eso volvió al vestidor y cerró la puerta. Me senté junto a Leah que jugaba con su cabello, revisé mi teléfono y no tenía ni un mensaje de Aiden.

-¿Has hablando con Aiden? —le pregunté a Hilary.

-Hace unos días, porque Santiago necesitaba unas medicinas. ¿Por qué?

-Ha estado demasiado distante y molesto. No lo sé, como tu lo conoces más pensé que...

-Te equivocas Naomi. Yo nunca llegué a conocer a Aiden. Él siempre ha sido un misterio para mí.

-Joder, eso me deja sin esperanzas a mi.

-Dale tiempo. Quizás sólo esta muy abrumado y ahora más que ha comenzado a trabajar.

-¡El vestido se ha roto! —gritó Natalie.

-¡Código rojo! Repito, ¡tenemos un código rojo! —chilló Lily.

-¿Ahora si quieren al rojo? Jodanse todas —Leah salió agitando sus dos dedos medios en el aire.

[...]

-Adiós mamá, también te quiero. Sí, yo le digo. Adiós —dejé el teléfono en la mesita de la cocina—. Mi mamá te manda saludos —le hablé a un arreglado Aiden.

-Naomi dejé ayer mi reloj en la gaveta, ¿donde está?

-En la gaveta Aiden, no es como si lo hubiese vendido.

-Vale. Gracias.

Se dio vuelta y volvió a la habitación principal.

-¿A donde vas a esta hora? —alce la voz para que me escuchara.

-¿Dijiste algo? —volvió a la sala acomodando su reloj en su muñeca.

-¿A dónde vas a esta hora? —repetí.

-Haré tu sueño realidad, iré a ver a Mason.

-Oh, eso es bueno. Pero, ¿tan tarde?

-¿Quien te entiende mujer? Primero me reclamas que no salga con mi amigo y ahora me reclamas que salga con él.

-Son las diez de la noche. No te reclamo que salgas con él, sino a la hora.

-No es mi culpa que Mason salga a estas horas de su trabajo.

-¿En que trabaja? ¿Es stripper? 

-Lo que haga no es asunto tuyo ni mío, ni de nadie. Es hora de que organices tus ideas Naomi.

-¿Que organice mis ideas? 

-No iré si es ahora lo que te hace feliz.

-Vete Aiden. Y cuando regreses espero que también regrese el chico del que me enamoré.

Caminé hasta la habitación principal y la cerré de un portazo. Aiden golpeaba la puerta mientras gritaba algo preocupado.

-¿Naomi? Respóndeme por favor.

Dijo al cabo de un rato de intentos fallidos por abrir la puerta y hacerme hablar.

-Necesito estar sola un momento Aiden —mentí—. Sólo un día. Es todo.

-No quiero dejarte sola...

Ya lo hiciste —pensé.

-Vuelvo mañana. ¿Esta bien?

No respondí, no quería quebrarme en llanto. Cuando escuché la puerta principal cerrarse fui hasta la cocina a buscar mi teléfono y llamé a mi mejor amigo. Sólo a él quería escuchar.

-¿Adam?

-Te llamo luego, estoy ocupado en algo. Te amo —dijo y colgó.

Cerré los ojos con fuerza. Me senté en el sillón de la sala y encendí la televisión. No voy a llorar por una estúpida discusión.  Todo tiene solución.



Desventajas de ser alta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora