5

16 1 0
                                    


Habían pasado unos días desde la pelea con Doctor Octopus, y aunque las cosas se habían calmado un poco, la tensión seguía presente en la casa de la madre de Alex. **Tom aún no confiaba en mí completamente**, pero al menos me permitía dormir en el sofá de la sala, siempre y cuando no llevara la máscara. Era un acuerdo extraño, pero lo acepté.  

El sofá se había convertido en mi lugar habitual para descansar. **Me tumbé con la cabeza sobre mis manos**, mi cuerpo se sentía más pesado de lo normal, y el agotamiento me arrastró a un sueño profundo.

En el sueño, **no llevaba puesto el traje de Venom**, aunque algo era diferente. **Mi cuerpo seguía siendo humanoide**, más alto, más fuerte, pero ya no tenía el pelaje de antes. **Era completamente liso**, y aunque caminaba sobre dos piernas, sentía que algo faltaba. Miré mis manos, mis pies... todo parecía extraño.

—¿Qué es esto...? —me pregunté, sin reconocerme.

De repente, **una mancha oscura apareció en la distancia**, deslizándose hacia mí como una sombra viviente. En cuestión de segundos, la mancha tomó forma y, frente a mí, se presentó la figura de **Venom**.

—Rex —dijo Venom, con su voz profunda y resonante—. **Somos uno, y lo seremos por siempre**.

Me quedé inmóvil, mirando a la figura oscura. Sabía quién era, y aunque siempre había sentido su presencia en mi cuerpo, nunca lo había visto así, frente a mí, hablándome directamente.

—¿Por qué... sigues conmigo? —le pregunté, un nudo en la garganta—. ¿Por qué no me dejaste cuando te fusionaste conmigo?

**Venom soltó una risa suave**, casi burlona, pero sin malicia.

—Porque eres compatible conmigo, Rex. Tu cuerpo es fuerte, tu mente es fiel. **Eres lo que necesitaba** —respondió, avanzando lentamente hacia mí—. Y ahora, esta forma que tienes... es la que tendrás para siempre.

Mis ojos se abrieron con sorpresa. **¿Para siempre?**. Miré de nuevo mis manos y mi cuerpo.

—¿No volveré a ser un perro...? —susurré, con miedo en mi voz.

Venom negó con la cabeza.

—**No. Ya no. He alterado tu cuerpo** para que sea útil para mí y para ti. Serás un ser bípede, un humanoide. Envejecerás como un humano, a un ritmo normal. Ya no serás un perro común. **Tu forma ha cambiado para siempre**.

Las palabras de Venom golpearon con fuerza en mi pecho. Sentí una tristeza profunda al escuchar que nunca volvería a ser lo que fui, pero también una especie de aceptación, como si algo en mí ya lo supiera.

—Tu edad ahora corresponde a la de un hombre de 35 años —continuó Venom—. Has vivido cinco años como perro, pero tu vida ahora será como la de un humano. Envejecerás como uno de ellos.

**Cinco años**. Me sorprendí al escuchar el número. **Pensé que había vivido más tiempo con Alex**.

—¿Solo cinco años...? —le pregunté, dudando—. Sentí como si hubiera sido más.

Venom asintió lentamente.

—Has vivido cinco años caninos con Alex. **Un tiempo corto, pero lleno de momentos importantes**, ¿no es así?

Recordar esos momentos me hizo sentir una oleada de nostalgia. Pensé en Alex, en cómo me rescató cuando era solo un cachorro. **Me salvó de ser atropellado en aquella carretera**. Desde ese día, supe que haría cualquier cosa por él. No solo era mi dueño, era mi mejor amigo.

—Alex me salvó... —dije con la voz rota, mirando a Venom—. Me rescató cuando era pequeño, y me dio una vida que jamás habría tenido. **Conocí a su ex esposa, y vi cómo se fue con su hija**. He visto cómo ha sufrido, pero siempre estuvo conmigo. No podía dejarlo solo.

Venom permaneció en silencio, escuchando mis palabras con atención.

—¿Y por qué sigues con él ahora? —preguntó Venom, con una curiosidad fría—. Después de todo, **Alex se asustó la primera vez que te vio con el traje**. Los humanos del hotel también te rechazaron. Y Tom, aquí, nunca te ha aceptado del todo. **¿Por qué no te fuiste cuando pudiste?**.

Sabía la respuesta, pero decirla en voz alta hizo que **mi corazón latiera más fuerte**.

—Porque... lo amo. **Amo a Alex**. No es solo mi dueño, es mi familia. Los perros somos leales, ¿no es así? Pero esto... esto es más que lealtad. **Es amor**. No me importa si se asustan, o si no me aceptan. **Yo acepto a Alex**, y siempre estaré a su lado, pase lo que pase.

Venom se quedó en silencio por un momento, observándome con sus ojos brillantes.

—Ese es el tipo de devoción que hace que funcionemos tan bien juntos, Rex —dijo finalmente—. **Tu amor, tu lealtad... me hacen más fuerte también**. Y mientras estés con Alex, yo estaré contigo.

El sueño comenzó a desvanecerse, y mientras lo hacía, **sentí una calidez en mi pecho**. Mis palabras, mi devoción, habían sido escuchadas. Sabía que **no importaba qué sucediera**, siempre estaría al lado de Alex.

Cuando abrí los ojos, **sentí algo sobre mí**. Mi cuerpo estaba cubierto con una manta cálida, y me di cuenta de que alguien estaba a mi lado.

Era Tom.

**El hombre me miraba en silencio**, su expresión más suave de lo habitual.

—Gracias, Rex —dijo en voz baja, colocándome la manta sobre los hombros con cuidado—. 

Buenas noches.

Asentí, sorprendido por el gesto, y lo observé alejarse. Por primera vez, sentí que tal vez, solo tal vez, **las cosas entre nosotros comenzarían a cambiar**.

El Rugido de la NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora