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Seguimos caminando por las calles del centro, como si nada hubiera pasado. La vida en la ciudad seguía su curso: autos, peatones, gente comprando en las tiendas, niños jugando en las aceras. Todo parecía tan normal, pero había algo que me inquietaba. Algo que no lograba identificar del todo.

A medida que avanzábamos, comencé a notar que algo no cuadraba, un sonido extraño que apenas podía escuchar. Al principio no le di mucha importancia, pensando que tal vez era solo el ruido habitual de la ciudad. Pero poco a poco, me di cuenta de que era diferente, algo que solo yo podía percibir.

—Alex... —murmuré, bajando la voz.

—¿Qué pasa? —preguntó él, deteniéndose por un momento.

—Escucho algo raro, algo que no debería estar ahí. Pero no sé qué es. Es como si estuviera fuera de lugar.

Alex frunció el ceño, mirándome con curiosidad.

—¿Algo que escuchas? —preguntó, evidentemente sin estar seguro de cómo ayudarme—. ¿Estás seguro de que no es solo el ruido de la ciudad? Ya sabes, los autos, los niños...

Negué con la cabeza, tratando de concentrarme en ese sonido misterioso.

—No, no es eso. Los autos hacen ruido, y los niños también. Esos son ruidos normales. Pero este... es diferente. No sé cómo explicarlo, pero puedo sentir que algo no está bien.Seguimos caminando, y aunque intentaba concentrarme en nuestra ruta, ese ruido extraño seguía molestándome. Era como un eco distante, algo que no encajaba en el bullicio de la ciudad. No era fuerte, pero estaba ahí, constante, como un zumbido que solo yo podía detectar.Miré a mi alrededor, tratando de encontrar el origen, pero no había nada fuera de lo común. Solo el tráfico, la gente, el ajetreo diario. Aún así, el ruido persistía, sin dejarme en paz.

—No veo nada —dijo Alex, observando mi expresión mientras yo intentaba localizar la fuente—. Todo parece normal, Rex.

Asentí lentamente, aunque sabía que algo no estaba bien. No podía explicarlo con palabras, pero ese sonido seguía ahí, como si algo estuviera por suceder.

Finalmente, después de caminar varias cuadras, el ruido se volvió más claro, más definido en mi mente. Ya sabía lo que era.

—Alex... ya sé lo que es —dije, con una mezcla de certeza y preocupación en la voz.

El Rugido de la NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora