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Alex me había dicho que íbamos a una feria, y por alguna razón, estaba más nervioso de lo habitual. "Es recomendable que no te asustes si ves o escuchas ruidos fuertes," me advirtió mientras caminábamos hacia la entrada. No era como si me asustara fácilmente, pero algo en su tono me hizo pensar que tal vez me estaba preparando para algo diferente.

Una vez dentro, me sentí sorprendentemente feliz. No solo estaba con Alex, sino también con Tom, Clara y Lucy. Lucy seguía creyendo que era "Jake", el supuesto amigo de Alex del trabajo que debía usar una sudadera por "alergia al sol". Me gustaba hablar con ella, aunque en el fondo hubiese preferido que Ojitos hubiera venido también. Pero sabía que este momento era importante.

Probamos dulces y caramelos, y Lucy no podía parar de reír con los payasos que pasaban cerca. Sus risas eran contagiosas, y me sentí más relajado. Mientras paseábamos, Tom y Clara decidieron ir al túnel del amor, lo que dejó a Lucy emocionada por subirse a la rueda de la fortuna.

"¡Vamos, Papá, tienes que subirte conmigo!" exclamó Lucy, brincando de emoción. Pero Alex se detuvo un poco, claramente incómodo.

"No sé si sea buena idea," murmuró. "Le temo a las alturas."

Lucy, con su energía infinita, insistió. "¡Vamos! No es tan alto, solo son vueltas. ¡Prometo que será divertido!"

Alex vaciló un momento y luego dijo: "Bueno... Jake, ¿por qué no vienes con nosotros?"Me quedé paralizado por un segundo, sin esperar esa invitación. Pero luego vi a Alex guiñarme el ojo, como si estuviera ideando algo.

"¡No conozco a Jake!" replicó Lucy, algo confusa.

"Sí lo conoces," le dijo Alex, con una sonrisa. "Ya se han visto antes. Aunque no han hablado mucho."

Con eso, Lucy se giró hacia mí con una mirada curiosa. Me daba cuenta de que este era un momento crucial, un paso adelante. Mientras tanto, Alex continuó hablando con un tono casual. 

"La verdad es que le tengo mucho miedo a las alturas. Pero si tú te subes, entonces después podríamos probar la montaña rusa."

Los ojos de Lucy se iluminaron ante la idea. "¡Sí, sí! ¡Subamos y luego a la montaña rusa!"

Ella corrió hacia la fila, mientras Alex me miraba con una sonrisa divertida. Me acerqué y le pregunté en voz baja: "¿De verdad le temes a las alturas?"


"Claro que no," respondió con una risa ligera.

"Entonces, ¿por qué le mentiste?" cuestioné, sorprendido por su respuesta.

"Para darte un tiempo a solas con ella," me contestó, con una seriedad que no esperaba. Me recordó que, con la capucha puesta, podía hablar con Lucy sin tener que esconderme completamente. "Sé amable. He esperado mucho este momento, uno en el que puedas hablar con ella como siempre quisiste."

El peso de sus palabras se sintió como una responsabilidad enorme. Justo en ese momento, 

Lucy nos llamó desde la fila. "¡Ya nos toca!"

Sentí un nudo en el estómago. Esta iba a ser la primera vez que estaría a solas con Lucy sin tener que fingir ser un perro. Ahora tendría que fingir ser un humano... y eso me ponía más nervioso que cualquier otra cosa.

"Vamos, Jake," me dije a mí mismo, nervioso por lo que venía. Estaba a punto de enfrentar uno de los momentos más importantes, en lo que parecía una simple rueda de la fortuna, pero era mucho más que eso.

El Rugido de la NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora