Un susurro en la nuca

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Han pasado dos días desde que Pedro avisó que María había realizado la limpieza. En esa ocasión les conto a sus amigos que todo había salido bien, aunque la había notado extraña antes ir y aún más al volver. Pero como lo habían acordado, no le pregunto a María ni ella le dijo nada sobre lo que había hecho.

<<Todo debe ser parte de la concentración y el desgaste propio de esos rituales. Se quería ir esta noche, pero la convencí de que se quedara para comer y tomar algo. Vendrá Raúl con una lista de cosas. Como siempre jugaremos a algo o veremos una película mientras tenemos la reunión. Ahora María está en la cocina preparando una salsa para las papas, dijo que le quedaba asombrosa. Así que no nos envidien por comer y beber>> les había contado.

Mónica tampoco quería saber detalles del nuevo ritual, pero le comenzó a inquietar el hecho de que no pudiera comunicarse con Pedro después de ese día siendo que tenían comunicación prácticamente a diario. No contestaba el teléfono ni mensajes y cuando la mando al buzón de voz se preocupó. Llamo a Carlos por ser el último de ellos en contactarlo, sin embargo contestó el teléfono la cuñada la cual lo excuso y a Antonia de no poder hablar en ese momento. Se logró comunicar con Gabriela que seguía en el campo, pero quedaron en avisarse si tenían alguna información. Ni siquiera Raúl contestó. Eso la llevo a pensar que podría ser bueno, <<quizás estén de viaje quedándose sin batería o han perdido el celular. ¡Deja de ser paranoica Mónica!>> se dijo soltando un suspiro.

Al final llamó a María por si sabía algo, pero tampoco contestó. Se tomó una cerveza e hizo un inventario de las cosas que necesitaban para el pedido de algunos ingredientes de la pastelería. Eso la distrajo y la idea de que Raúl y Pedro andaban juntos la hizo desprender cualquier inquietud.

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