Hugo follaba bien y Carolina gemía y agradecía intensamente cada vez que Hugo metía la polla tras sacarla. Los movimientos de Hugo y los gemidos de Carolina hicieron que me relajara, pues, era obvio que no me veían. Agarré mi copa de nuevo, la cual había soltado cuando los vi entrar, y me dispuse a tocarme. Abrí las piernas y destapé mi coño. El frescor del ambiente y las palmadas que Hugo hacía sonar en el culo de Carolina, hicieron que me masturbara como si estuviese viendo una película porno en casa, pero, mucho más intenso todo.
Casi podía sentir lo que sentía Carolina.
Las embestidas eran muy intensas y noté como Carolina se corría mientras agarraba el brazo derecho de ese hombre. Hugo, sacó la polla y sentó a Carolina en la tumbona frente a él.
Las tetas de ella podían verse en la luz, y la polla de Hugo también se veía mientras este se masturbaba y Carolina se apretaba las tetas preparadas para recibir la descarga del capitán. Yo ya estaba casi, solo estaba esperando impaciente ver cómo se las gastaba Hugo. No esperé mucho, solté la copa para tocarme las tetas mientras esperaba el final. Un chorro de leche bañó las tetas de Carolina y Hugo levantaba la cabeza en señal de placer. Yo me corrí en ese momento.
Carolina comenzó a pasar leche de las tetas a su boca con las manos mientras Hugo sacaba lo que le quedaba. Luego ella se la chupó para limpiarla y tragó lo que entró en su boca. Hugo se subió los pantalones y se marchó habiendo dado un recital de cómo hacerlo.
—¿Te has divertido?
Yo no sabía si quedarme totalmente quieta o salir corriendo, pero sí, Carolina me estaba hablando a mí.
—Lo siento Carolina, no sabía que eras tú y no sé, Álex se ha quedado dormido y yo... no sé... me he sen... —me interrumpió
—Tranquila Lara. No suelo tener público, pero me ha gustado que fueses tú. Hugo no se ha percatado de nada, pero yo te he visto en cuanto he entrado en el jardín.
Me ha dicho que iba a darse una ducha y que en cuanto terminara de asearse, volvía. Yo he escrito esto mientras lo hacía.
Ahí vuelve. Luego sigo. ¡Que vergüenza!
16 de Julio, 03:31.
Ha vuelto y hemos charlado un rato.
—¿Qué tal? —Me ha dicho sentándose en la tumbona que está junto a la mía, allí en la oscuridad.
—Pues bien —He respondido avergonzada.
—¿Ha sido increíble verdad? —Me ha preguntado mientras se terminaba de peinar.
—Sí, la verdad... —No sabía que decir.
—¿Has visto cuanto se ha corrido?, He alucinado...
—Sí, ha sido increíble... No quiero imaginar lo que hubiese pasado si Mélani hubiese aparecido —dije.
—¿Mélani? —Soltó una risotada cuando dijo ese nombre—¿No sabes lo que Mélani está haciendo ahora mismo verdad?
—¿Qué?, no tengo ni idea de lo que me hablas Carolina.
—Ven conmigo.
Hemos paseado por la casa y entre gemidos hemos llegado a la puerta de la habitación que el entrenador comparte con Gala y Fabián.
De su interior se escuchaban gemidos y Carolina, al afirmar sus sospechas me ha guiado con la mano para que volviésemos a salir al jardín, pero, esta vez no íbamos a las tumbonas, no. Esta vez, me llevó por la parte trasera de la casa desde donde, a través de la ventana, podía verse lo que estaba pasando en aquella habitación. Yo no podía imaginar de ninguna forma, lo que estaba a punto de ver. Con la luz apagada, pero, con la claridad suficiente para saber lo que pasaba dentro, se podía ver a Gala follando con Fabián en una de las camas y en la otra, nada más y nada menos que a Mélani montando la polla del entrenador. Gimiendo como una loca, mientras el entrenador se agarraba a sus tetas. Los movimientos de Mélani eran hipnóticos y se podía intuir con solo verla, la experiencia de la chica en la cama...
Carolina me miró y su mirada me dijo "¿Ves?" Yo giré de nuevo la cabeza hacia dentro. Cada vez estaba mas cabreada por el hecho de ser la única que no iba a follar esa noche. "Joder Álex..." pensé.
—¿Quieres tener felices sueños? —Me dijo Carolina.
Yo no supe que contestar pues, en parte, me daba rechazo acostarme con una chica; no lo descartaba, pero, me daba cosa... Ella debió de darse cuenta de mi confusión, me agarró de la mano y me llevó, por aquella parte trasera de la casa, hasta otra habitación y me dijo "Quédate aquí". Yo me quedé frente a una ventana cuyo interior estaba totalmente oscuro y no se podía ver nada.
De repente, una tenue luz se encendió. Era la luz de una pequeña lámpara que Carolina tenía en la mesita que había junto a su cama. Se podía ver a Elías dormido en su cama, sin camiseta y acostado mirando hacia arriba. Sus enormes brazos se entrelazaban encima de su cabeza y la sábana tapaba lo justo para que no se viesen sus partes.
Poco a poco, Carolina, comenzó a quitarle la sábana. Yo no me podía creer lo que estaba haciendo. Cuando lo destapó por completo me miró de nuevo y me despidió con la mano, acostándose en su cama dejándome allí mirando aquello.
ESTÁS LEYENDO
Ángel y demonio (+21)
RomanceUna historia capaz de hacer sentir con las palabras lo que ellos con sus cuerpos.