Se nos fue de las manos

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17 de Julio, 23:12.

Lo de ayer...se me fue de las manos, lo reconozco.

Me cegó el alcohol, las ganas y la capacidad que tiene Mélani para sacar lo peor de mí... ¿Aquello que siempre he querido ocultar?, ella me lo saca a la luz, a base de golpes bajos. Por supuesto, contribuyó aquella risita previa de Álex cuando Mélani me llamó "Abuela"; sí, me dolió mucho y no me lo esperaba viniendo de él.

Hoy no he escrito en todo el día. He estado fuera de la casa, no sé si por huir de las miradas de todos por el espectáculo que di ayer, o por ganas de huir de Álex (No me ha apetecido verlo en todo el día).

Carolina, cuando me vio por la mañana, (Parece que me conoce de toda la vida), me dijo que no tenía buen aspecto, que me vendría muy bien salir de la casa.

Me vestí lo más rápido que pude, dejándome puesto debajo de la ropa, el bikini que me prestó ella, (puesto que cerca de la casa hay una playa muy famosa en la región), y nos fuimos en plan "Aventura" por las calles del pueblo.

Para vernos: las dos con las gafas de sol, coleta alta para tener el menor calor posible. Pantalones cortos vaqueros y blancas las dos como perlas...parecíamos extranjeras, bueno...ella lo es (risa tonta mientras lo escribo...).

Visitamos muchos lugares: "La iglesia grande", como la llaman aquí, fue lo primero que vimos...creo que, por un momento, tuve intención de confesarme...(de nuevo, la risa tonta mientras lo escribo)

Luego fuimos a un lugar donde ponen una comida increíble y almorzamos de todo. Salimos del lugar y, acto seguido, nos sentamos en el banco de un parque, "Vaya aventura..." dije yo, sarcásticamente, en voz baja y ambas nos reímos...

Unos chicos muy guapos se acercaron en plan "Hey, os vais a derretir aquí con la calor, bombones" (Quisieron hacerse los sabiondos) a lo que Carolina contestó con su cara incrédula, muy tranquila, sentada en el banco y sin quitarse las gafas de sol: "Lo que se acaba de derretir son tus opciones con nosotras cariño. ¡Circulen!" y básicamente, se fueron con el rabo entre las piernas.

Carolina parece que ha vivido seis vidas, es decir, parece saber lo mismo que una persona de setenta años, pero, disfrutando acorde a su edad...me despierta admiración esta chica; me gustaría haberla conocido antes...

"¿Vamos a la playa?" dijo ella. Yo contesté poniendo los ojos en blanco, queriendo decir, "Por fin lo has dicho".

La playa estaba tranquila; la gente justa para sentir que estamos en verano. Como llamadas por el olor de las croquetas arenadas de la típica familia, con sombrillas, mesas, todo tipo de maletas, cremas para evitar las quemaduras del sol, la abuela fija en una silla, los niños, el cuñado... La típica familia española vamos... Pues, llamadas por esos olores de filetes y pimientos fritos, nosotras, nos pusimos al lado de aquella familia, con nuestras toallas, previamente compradas en el bazar que está a pie de playa y sin ninguna crema solar, ¿Era una aventura no?

En cuanto nos tiramos en las toallas y nos afincamos, los tres hombres de aquella familia cuchichearon entre ellos a espaldas de sus mujeres. Yo no me había dado cuenta, pero, como era de esperar, Carolina sí. Me llamó en voz baja y me indicó con los ojos el hecho de que los hombres nos comían con las miradas que nos lanzaban. A mi no me importó mucho, pero, Carolina, pasados unos minutos, hizo algo que revolucionó aquella familia.

Las mujeres también comenzaron a darse cuenta de la revolución de testosterona que aumentaba por momentos en sus maridos. Molestas, nos miraban con cara de pocas amigas.

Nos declararon la guerra en cuanto Carolina, con ganas de ver el mundo arder, se puso en toples, dejando sus tetas, erguidas, al aire libre. De pie, Carolina se ajustaba la parte de abajo del bikini, moviendo intencionadamente las tetas para atraer toda la atención de los hombres; como ya he dicho: quería ver el mundo arder.

Las gafas de sol no tardaron en aparecer en los rostros de aquellos condenados a dormir en el sofá esa noche. Los tres hombres, gafas de sol ya instaladas, comían con la mirada a Carolina. Yo en cambio estaba contemplando el poder que esta chica tiene con los hombres, cuando ella me dijo, "Va, te toca", yo le negué con la cabeza tajantemente, pero Carolina insistía, "Venga, que hay uno que está bueno", continuaba insistiendo.

Al final lo hice. Me levanté de la toalla y me quité la parte de arriba. Las mujeres ardían mientras veían a dos veinteañeras, con las tetas erguidas, junto a sus maridos. Era normal, lo reconozco.

Carolina no estaba conforme solo con eso. Como era de esperar, fue a por más.

Ángel y demonio (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora