Regresábamos a la casa. Yo con muy pocas ganas de enfrentar la obligada conversación con Álex y, Carolina, caliente como un tobogán en verano.
Sobre las seis de la tarde, llegamos a la casa. En la piscina estaban Hugo, Mélani, Fabián y Gala, seguramente hablando de lo que pasó anoche. El entrenador no estaba. "Los porteros" nadaban en la piscina, como siempre, a su aire. Carolina fue a darse un baño y yo me dirigí a mi habitación, creyendo que allí estaría Álex, pero, para mi tranquilidad, no estaba. No quería preguntar a "La simpática" el paradero de él, pero, a Gala no me importaba. Ella me dijo que Álex había salido hacía ya un buen rato, pero, que no sabía dónde.
Volví a mi habitación, me senté en la cama y desbloqueé mi teléfono móvil para mandarle un mensaje que decía:
—Álex, ¿Dónde estás? He regresado a la casa. Te espero aquí. Creo que tenemos una conversación pendiente.
No respondió.
Lo que menos me esperaba, mientras estaba allí sentada mirando hacia la ventana con la mirada perdida, era que Elías aparecería por la puerta, que estaba abierta, pero, que no evitó que, sutilmente, diese tres toques en ella para despertarme de mi letargo y volver la cara hacia él. Su expresión corporal era de cierto arrepentimiento, yo no entendía el por qué pero, pronto lo comprendí:
—¿Qué tal estas? —Me dijo.
—Bien. Estoy esperando a Álex. Creo que ayer se nos fue de las manos aquel jueguecito.
—Sí..., creo que el alcohol no ayudó a mantener encerrados nuestros demonios...
Yo asentí con la cabeza, ciertamente arrepentida por los sentimientos tan feos que debimos provocarle Elías y yo, a Álex, con nuestro comportamiento...
—Oye te quería pedir disculpas por las palabras que dije cuando... ya sabes... cuando acabamos... No estuvo bien, me pudo la rabia.
—¿Qué palabras Elías? —dije yo con una laguna mental que iba desde que se corrió en mí, hasta que me quedé dormida en mi cama.
—¿No lo recuerdas?, bueno, en ese caso, aunque me de vergüenza, creo que sería apropiado que te las recuerde, puesto que, seguramente Álex sí que las recordará.
Yo quedé atenta a sus palabras, con cara de extrañada.
—La cosa es que, cuando... ya sabes... cuando yo acabé, le dije a Álex "Ahí la tienes campeón". Quería disculparme por ello, me pudo la rabia.
Yo quedé con ambas cejas levantadas y los ojos más abiertos de lo normal, en señal de sorpresa.
—¿Eso le dijiste? Dios mío... eso lo complica todo...
—Fue por rabia Lara... Lo siento.
—¿Por rabia? Bueno, sé que tenéis cierta rivalidad, pero de ahí a tenerle rabia...
—Bueno... esa misma tarde, cuando nadie nos veía, Álex se acercó y me dijo... En fin, que lo siento mucho Lara, de veras.
Dijo eso y se fue, dejándome con toda la intriga acerca de la conversación secreta que había provocado aquella rabia de Elías hacia Álex.
Recibí un mensaje de Álex: "Voy hacia allí".
Esperé, pensando en el tipo de conversación que quería tener. Tenía claro que quería disculparme por mi comportamiento y, decirle lo mucho que lo sentía por haber hecho que se sintiera así. No quería hacer mención a la frase de Elías por si acaso eso empeoraba todo.
Álex llegó a la casa y yo, lo esperaba sentada en la cama. Entró en la habitación, abatido y enfadado, su rostro no engañaba.
—¿Dónde has ido?
—He salido a pasear, necesitaba pensar.
—Álex, quería disculp... —No me dejó acabar.
—¡No intentes disculparte!, No te perdonaré lo que me has hecho nunca Lara...
—A ver Álex, cariño, entiendo que estés dolido y que estés enfadado, pero, recuerda quién me instó a jugar... que tenemos muy poca memoria...
—¿Será broma no?, es decir, te follas al puto Elías delante de todos, dejas que se te corra y no dices nada cuando me suelta aquella frase y ¿ahora me vienes con que yo "te insté" a hacerlo? Tienes la cara muy dura Lara.
Mi paciencia se estaba acabando, pero, recordaba la frase final de Elías... Aun debía mantenerme en mi propósito inicial de pedir disculpas...
—Álex, te recuerdo que yo no quería jugar. Te recuerdo que yo no conocía el juego y tu sí, y también te recuerdo tu risa cuando Mélani me llamó "Abuela". Te repito: entiendo que estés enfadado y dolido, pero, seguramente, para la siguiente ocasión me harás caso y, ya de paso, no volverás a reírte de mí. Ya sabes de lo que soy capaz. —No pude controlarme.
—No Lara, no habrá una próxima vez. Hemos terminado.
ESTÁS LEYENDO
Ángel y demonio (+21)
RomansaUna historia capaz de hacer sentir con las palabras lo que ellos con sus cuerpos.