Agarró su teléfono móvil y puso música. Yo me tumbé de nuevo en la toalla y ella seguía de pie. Comenzó a bailar levemente, con total intención de seguir provocando. Uno de ellos, al que carolina le había echado el ojo, que tendría alrededor de los cuarenta y seis años, era el marido de la que parecía ser la más peligrosa de todas, pues, era la única que clavaba constantemente la mirada en Carolina, seguramente sabiendo que, el único de los tres, que tenía posibilidades con nosotras, era su propio marido.
Carolina mantenía una guerra de miradas con aquella mujer, que, con el pelo recogido en forma de moño, ganaba cada batalla de miradas que mantenía con Carolina. Esta última, molesta por perder cada dos minutos, atacó con su cuerpo y, por supuesto, con su inteligencia.
Concentró el ataque en no volver a mirar a la mujer y se centró en el marido. "Carolina, para ya", le decía yo mientras miraba a aquel hombre a cada diez segundos. "Tu tuviste ayer un buen desahogo cariño, ahora me toca a mí", me dijo sin dejar de mirar a su presa. "Me lo voy a comer", dijo antes de dirigirse directamente a las sombrillas de la familia... Yo no lo podía creer, iba directa hacia ellos. "¡Hola!, mi amiga y yo tenemos mucho calor y vamos a darnos un baño, ¿Os importaría vigilar nuestras cosas mientras nos refrescamos?
La cara de la mujer del moño iba a explotar. Creo que pensó en golpearla en algún momento, pero, otra de las mujeres, creo que a fin de que se fuese y sacase sus hermosas tetas de debajo de sus sombrillas, le dijo: "Báñate tranquila cariño, nosotras vigilamos vuestras cosas". Creo que no respiré hasta que esa mujer habló. Carolina se dio la vuelta y, comenzó a andar con un gesto exagerado al hacerlo, supongo yo que para mover sus nalgas mientras regresaba a nuestra toalla.
Me dijo, "Vamos a bañarnos, seguro que en unos minutos los tenemos allí con nosotras en el agua".
Así fue.
Al poco tiempo de entrar nosotras, vimos, con total precisión por parte de Carolina como, dos de los hombres, el guapo y uno no tan guapo, caminaban hacia el agua, pero, no directamente en dirección a nosotras. Si lista era Carolina, más listo era "El guapo", pues, entró en el agua lejos de nosotras bajo la permanente vigilancia de su mujer.
Poco a poco, ambos hombres, fueron acercándose al demonio y a mí, hasta que, estaban lo suficientemente cerca para hablar. Las mujeres habían dejado de mirar, se habían distraído las tres y eso le iba a costar caro a la del moño, puesto que el demonio habitaba aquellas aguas con intención de comerse a su marido.
"El guapo" resultó que se llamaba Miguel, estaba allí de vacaciones y era del sur de España, concretamente de Huelva.
"Andaluz..." susurró Carolina, derritiéndose mientras lo decía...
Estuvimos hablando un rato y Carolina flirteaba constantemente con él. He de decir que el hombre, a pesar de su edad, estaba muy bueno, tampoco era un dios griego pero, aquella forma de hablar, su piel morena y su barba cuidada, lo hacían muy atractivo.
Carolina estaba decidida ir a por él. Le preguntó que donde se alojaban, a lo que el hombre respondió señalando hacia la cadena de hoteles que recorrían el paseo marítimo de aquella playa. "Las palomas" se llamaba el hotel donde se alojaban.
Ya había averiguado el lugar, ahora quería rematar sabiendo la habitación, y con todo el saber del mundo dijo:
—¿Habéis estado en la suite de ese hotel? Yo estuve el año pasado y era espectacular.
—¡No! —respondió "El guapo" entre risas—Somos trabajadores de la construcción, no podemos permitirnos esos lujos.
—¡Ah! —dijo Carolina, decepcionada por no haber conseguido lo que buscaba, pero, cuando ya creía que todo estaba perdido dijo "El guapo":
—Yo estoy en la 332, en la quinta planta...
Carolina lo había conseguido y no se le iba a olvidar aquel número, ahora tocaba averiguar la hora perfecta.
—Por cierto, os aconsejo una ducha a las nueve o diez de la noche. El agua sale con la presión perfecta.
—Yo suelo ducharme sobre esa hora más o menos. Concretamente mañana me ducharé a las nueve y media, mientras mi mujer está abajo, cenando con sus hermanas y su madre.
Increíble. Aquel hombre casado, había citado a una hora exacta a Carolina en su propia habitación. Me parecía demasiado arriesgado y despidiéndome de ambos, saqué al demonio del agua.
—¿Estas loca? —Le dije en cuanto llegamos a nuestras toallas.
—Lara, mi niña buena, las parejas están mal orientadas hoy en día, es decir, creen que el sexo tiene que ver algo con el amor. Para mí no tiene nada que ver una cosa con la otra; el amor es algo tan bonito que no debería mezclarse con el sexo. Tenemos mal concebido lo que es amar a una persona y creemos que, al hacerlo, esa persona te debe exclusividad en el sexo, pero, créeme, cariño, con el tiempo eso cambiará.
—¿Ah sí?, pues estoy cero interesada en esa teoría tuya del amor libre, ¡Jippie!—Le dije yo en tono sarcástico y con total intención de hacer que se olvidase de aquel hombre casado, aunque, en cierto modo, estaba de acuerdo con lo que decía. El amor es algo maravilloso, es quizás, lo mas puro que siente el ser humano, en cambio, el sexo, es simplemente un instinto que nos lleva a querer practicarlo salvajemente y sin amor alguno.
—Ahora, querida mía, vámonos antes de que esa mujer sospeche algo de tu conversación acuática con "El guapo".
—Sí, mejor vámonos—dijo ella para mi sorpresa—Pero antes...—ya decía yo...—Voy a dar el golpe de gracia, mira y verás.
El demonio se levantó y condujo sus peligrosos pasos hacia la zona donde estaba la familia "Muchas gracias por vigilarnos nuestras cosas, de veras, estaba muy caliente y me hacía falta un buen baño, que, por cierto, ha sido peor, puesto que he salido del agua más caliente de lo que he entrado...por la temperatura del agua...¡Adiós!"
Cuandoregresó yo ya estaba con los teléfonos móviles en una mano y las toallas en laotra, lista para salir corriendo, puesto que, sabía de lo que era capaz eldemonio que me había echado por amiga...
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Ángel y demonio (+21)
RomanceUna historia capaz de hacer sentir con las palabras lo que ellos con sus cuerpos.