Dr. Enzo||Matienzo

27

Lucas tomó uno de los cuadros en los que aparecían sus padres, Enzo y Matías.

—Los extraño mucho, papás…—susurró, dejando escapar un suspiro. Luego, con la mano temblorosa, limpió una lágrima que rodaba por su mejilla.

El cuarto estaba en silencio, solo interrumpido por el sonido sutil de la lluvia contra la ventana. Lucas miró el retrato, sus ojos nublados por la tristeza. Los recuerdos de sus padres eran como fragmentos de un sueño lejano, difusos y casi inalcanzables.

Se sentó en el borde de la cama, abrazando el cuadro contra su pecho. A veces, el dolor se volvía abrumador, como si una parte de él estuviera constantemente buscando algo que ya no podía alcanzar.

—A veces, me siento tan solo —murmuró—. No sé cómo seguir sin ustedes.

La lluvia siguió cayendo, y Lucas permaneció allí, envuelto en sus pensamientos, aferrándose al último vínculo que le quedaba con su familia.

*

—¿Quién eres tú?— preguntó Juani, mirando a la chica que estaba sentada en el sofá. Parecía tener unos 17 o 18 años.

—Me llamo Clarisa. Vengo a buscar a Lucas.

—¿Eres compañera de él?— indagó Juani, frunciendo el ceño.

—No, solo quiero hablar con él.— Clarisa respondió con una mezcla de nerviosismo y determinación.

Juani observó a Clarisa con atención, intentando medir sus intenciones. Aunque la chica parecía sincera, Juani sabía que debía ser cauteloso. Se giró hacia el pasillo, llamando a Lucas.

—Lucas, hay alguien aquí para ti.

El sonido de los pasos de Lucas acercándose hizo que Clarisa se enderezara en el sofá, nerviosa pero decidida.

Lucas apareció en el umbral, su expresión pasó de la sorpresa a una mezcla de confusión y curiosidad al ver a Clarisa.

—Hola, Lucas—dijo Clarisa, levantándose para enfrentar a su hermanastro. Su voz temblaba un poco, pero intentaba mantener la calma.

—¿Tú eres…?—preguntó Lucas, su mirada vacilante entre la sorpresa y el reconocimiento.

—Soy Clarisa, la hija de tu padre—explicó ella, tratando de sonar lo más tranquila posible—. Vengo a hablar contigo porque… bueno, porque creo que es importante que nos conozcamos.

Lucas se quedó en silencio por un momento, procesando la información. La revelación lo dejó atónito; nunca había sabido de la existencia de Clarisa, y la noticia de que tenía una hermanastra era un golpe inesperado.

—¿Qué quieres decir con que es importante?—preguntó Lucas finalmente, su tono mezcla de cautela y curiosidad.

Clarisa lo miró con una mezcla de esperanza y nerviosismo, preparándose para explicar su visita y la conexión familiar que ambos compartían.

*
—¿Y tú cómo sigues?— preguntó Andy, a quien ya se le notaban algunas canas blancas en el cabello.

—Bastante bien—respondió Juani, sorbiendo su mate.

—Me alegro—dijo Andy con una sonrisa cálida. Luego, tomó un respiro profundo antes de continuar—. ¿Has pensado en lo que te dije? Podemos ser algo más si tú me dejas, Juani. Dame la oportunidad.

Juani lo miró fijamente, su mente revoloteando entre la sorpresa y la duda. La propuesta de Andy era inesperada, y aunque parte de él sentía una chispa de esperanza, también sabía que debía ser cauteloso.

—Andy, esto es… mucho para procesar—dijo Juani finalmente, tratando de encontrar las palabras adecuadas—. No sé si estoy listo para dar ese paso.

Andy asintió con comprensión, aunque su expresión mostraba una mezcla de tristeza y determinación.

—Lo entiendo—respondió—. Solo quería que supieras cómo me siento. No quiero presionarte, pero si alguna vez cambias de opinión, estaré aquí.

Juani asintió lentamente, apreciando la sinceridad de Andy. Sabía que la conversación había abierto una puerta, aunque aún no estaba seguro de estar listo para cruzarla.