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Al día siguiente, Enzo tenía que trabajar en el hospital y Matías tenía que ir a la universidad.

—¡Por la cresta, boludo, levantate! ¡Ya de una vez! —dijo Matías, moviendo con fuerza a Juani para despertarlo.

Juani se revolvió en la cama, murmurando algo ininteligible.

—Dale, Mati, un rato más, loco —protestó Juani, tapándose la cabeza con la almohada.

—¡Ni en pedo! Tenemos que llegar temprano, así que mové el orto —insistió Matías, sacudiéndolo con más fuerza.

Juani finalmente se sentó en la cama, despeinando su cabello con una mano y mirando a Matías con ojos entrecerrados.

—Che, sos insoportable a la mañana, ¿sabías? —dijo, bostezando y estirándose.

—Y vos sos un vago, Juani. Dale, que ya estamos tarde —respondió Matías, lanzándole una camiseta.

Juani la atrapó al vuelo y empezó a vestirse de mala gana.

—Ok, ok, ya estoy, no rompas más. ¿Tenés café? —preguntó Juani, mientras se ponía los zapatos.

—Sí, pero primero apurémonos. Tomamos café en el camino —dijo Matías, saliendo de la habitación con Juani siguiéndolo, todavía medio dormido.

Ambos salieron del departamento a toda prisa, con Matías casi arrastrando a Juani fuera de la puerta.

—¿Qué te pasa, Mati? Parece que te hubieran puesto un cohete en el culo —bromeó Juani, tratando de mantener el paso.

—Es que no quiero llegar tarde otra vez. La última vez el profesor casi me mata, y hoy tenemos una entrega importante —respondió Matías, mientras buscaba las llaves del auto.

Juani soltó un bufido, pero finalmente sonrió.

—Bueno, bueno, está bien. Pero prometeme que me invitas un café después de todo esto —dijo, subiéndose al auto y abrochándose el cinturón de seguridad.

—Prometido. Pero primero, a la universidad —respondió Matías, arrancando el auto y dirigiéndose hacia el campus.

 Pero primero, a la universidad —respondió Matías, arrancando el auto y dirigiéndose hacia el campus

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Enzo llegó al hospital temprano, con un café en la mano y ojeras marcadas por la falta de sueño. Apenas entró, Esteban lo saludó.

—¡Eh, Enzo! ¿Todo bien, loco? —dijo Esteban, dándole una palmada en la espalda.

—Más o menos, che. Fue una noche larga —respondió Enzo, esbozando una sonrisa cansada.

Esteban lo miró con comprensión.

—Te noto hecho bolsa. ¿Pasó algo? —preguntó, notando el moretón en el ojo de Enzo.

—Sí, una pelea de mierda con Agustín. No quiero ni recordarlo —dijo Enzo, suspirando y tomando un sorbo de su café.

Esteban negó con la cabeza, preocupado.

Dr. Enzo||Matienzo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora