Al regreso, Regina decidió dejar primero a Henry en casa. El chico estuvo más animado con las niñas y se despidió de ella con un medio abrazo desde el asiento trasero. Salió del auto y le preguntó si no subiría a ver a Mary. Regina sabía que Mary no estaría sola; Emma no fue a la escuela, por lo que seguro estaría ahí. Así que solo sonrió y le dijo que saludara a todos de su parte. El chico sonrió y entró a la casa. Regina arrancó el auto, ignorando a la persona que veía el auto partir desde el pequeño granero. Luego fue el turno de Alice. La pequeña rubia, con un diente faltante en su sonrisa, bajó del auto y se despidió alegremente. Resulta que la pequeña Alice es sobrina de Killian Jones, quien para sorpresa del pueblo resultó tener un hermano gemelo. Este chico estudió su parte del ciclo en la ciudad, pero al fallecer su padre tuvo que regresar con su madre e ingresar en la misma escuela. Regina lo consideraba más soportable que el propio Killian; era más agradable y empezó a tener controlado a su hermano... bueno, eso fue después de lo que sucedió con Emma y sus amigos.
Condujo a casa antes de poder recibir alguna llamada histérica de su hermana preguntando por qué no habían llegado aún.
—Me gustó salir hoy, tía.
—¿En serio? —la niña asintió mientras bajaban del auto.
—Fue divertido. Henry siempre se aparta de mí cada vez que puede, pero hoy me puso feliz que estuvo con nosotras.
—Quizás se acerque a ti después de hoy.
—Ojalá que sí. Extraño mucho pasar tiempo con él y jugar videojuegos. Quizás ahora podamos ser los tres: Henry, Alice y yo.
—Eso suena a los tres mosqueteros —se rió su tía. Tomando sus cosas, entraron a casa. Regina mandó a la niña a guardar sus cosas y a lavarse la cara y las manos por si había algún rastro de helado visible. Zelena estaba en la parte de atrás de la casa, sentada debajo del manzano, mientras su madre intentaba arreglar el jardín.
—Al menos no hubo tantas plantas muertas este mes —dijo Regina al acercarse a su madre.
—Regina Mills, más te vale que te andes con cuidado al hablar de tu madre —la mujer se volteó— o te lavaré esa boca con jabón.
—Sabes que tus amenazas ya no funcionan desde que pasé los 15, ¿verdad?
—Jamás dije que fuesen amenazas, cariño. Quizás solo has aplazado lo inevitable. Sigue tentando tu suerte, que no me importa que ya seas adulta —Regina se rió y abrazó a su madre.
—Espero que no hayas llenado de azúcar a ese pequeño terremoto Mills —gritó su hermana desde su lugar—, o te juro por Dios que la tendrás toda la noche en tu habitación.
—Sabes que jamás se arruinará el apetito de tu hija, esa niña es un pozo sin fondo.
—Y hablando de desobedientes, ¿dónde está mi querida hija, que se preocupa por la ausencia de su madre toda la tarde?
—Decidió ir a cambiarse de ropa, supongo.
—Regina Mills, te lo advierto: hoy dormirá contigo —las hermanas empezaron a replicar, y Cora solo se rió.
Momentos después, la pequeña Mills salió al patio y abrazó a su abuela y a su madre. Zelena la miró de pies a cabeza y levantó la ceja ante la mirada nerviosa de su hija.
—Dilo, sabes que me enteraré.
—Aún tengo hambre, madre.
—Tú siempre la tienes, cariño —le dijo su tía mientras Cora la rociaba con su aspersor de agua.
—¡Madre! —exclamó indignada al sentir el agua mojando su rostro.
—Cuida tu lengua, muchacha —la mujer resopló y levantó la ceja al escuchar a su sobrina reír.
Dejó a las insolentes mujeres haciendo lo suyo mientras ella subía con sus cosas a su habitación. Se daría una ducha y descansaría un rato; total, no había mucho que hacer hoy. Conectó su celular y entró al baño.
El agua caliente comenzó a correr mientras Regina dejaba que el vapor llenara el baño, relajando cada músculo tenso de su cuerpo. A medida que el agua caía sobre su piel, los pensamientos sobre la conversación en el jardín se desvanecían, y solo quedaba el confort del silencio.
Después de la ducha, se envolvió en una toalla suave y se dirigió a su habitación. Se dejó caer en la cama, cerrando los ojos por un momento. La casa estaba tranquila, solo el murmullo distante de la charla de su madre y su hermana llegaba hasta ella. Sin embargo, esa tranquilidad no duraría mucho.
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A veces sólo debemos seguir
FanfictionRegina es una mujer que recibió un diagnóstico tardío de autismo a los 30 años. A medida que comienza a descubrirse y aceptarse a sí misma, enfrenta desafíos constantes en su vida personal y profesional. Como maestra, enfrenta la discriminación y la...