capítulo 14

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Emma se quedó congelada por un momento. No estaba preparada para enfrentar a Regina, no en ese estado. Sin embargo, tomó aire y abrió la puerta. Allí estaba Regina, con una expresión de preocupación en su rostro.

-Hey, supe que no te sentías bien. ¿Puedo pasar?

Emma asintió débilmente y Regina entró, cerrando la puerta tras ella. Se dirigieron a la sala y se sentaron en el sofá. La tensión en el aire era palpable.

-Emma, ¿qué está pasando? Te ves terrible -dijo Regina con suavidad, observando el rostro cansado de Emma.

Emma caminó hacia la pequeña sala y se dejó caer en el sofá.

-No me estoy sintiendo bien -admitió, sin mirar a Regina.

-¿Son cólicos? -Regina miró alrededor, notando las cosas tiradas en el suelo y la ropa en el sofá-. ¿Elsa está en casa?

-No volverá hasta el lunes -Emma se sentó en el sofá y miró a la morena-. ¿Por qué estás aquí? ¿Mi madre te hizo venir?

-No te vi ayer en la escuela y luego dijeron que estabas enferma. Te escribí y no respondiste, así que me preocupé.

-No es tu trabajo preocuparte por mí, Gina.

-Pero lo hago, me importas -hicieron contacto visual-. Sabes que eres mi mejor y única amiga. Siempre me preocuparé por ti, Emma Swan -Regina dijo con firmeza, sus ojos mostrando sinceridad.

Emma no supo qué decir, pero solo le sonrió, agradecida.

-Gracias por eso.

Regina se sentó en el asiento frente a ella y sacó su celular, abriendo la cámara.

-Sonríe, señorita Swan -dijo rápidamente, tomando una foto antes de que Emma pudiera reaccionar.

Emma tomó el celular, frustrada al ver que la imagen ya había sido enviada y abierta.

-¡Rayos, Regina! -exclamó cuando su madre empezó a escribirle-. ¿Por qué lo hiciste?

-Tu madre estaba preocupada y, la verdad, me agrada tu madre y la respeto. Pero, por Dios, me estaba frustrando con tantas preguntas y mensajes.

-¿Solo viniste por eso? -Emma sintió una punzada de decepción ante la posibilidad de que esa fuera la única razón.

-Te dije que me preocupas, y luego tu madre fue a mi casa, así que le dije que vendría aquí y le daría noticias tuyas. Ya está acostumbrada a verte así en casa, creo que no se extrañaría de verte así -Regina se rió-. ¿Ya comiste? Mamá te manda algo de comida -le entregó una bolsa que Emma había ignorado.

-No tenía hambre -tomó la bolsa-. Pero gracias, y agradécele a Cora -Emma se levantó y fue a la cocina

Regina la siguió, observando cómo Emma servía un poco de comida en un plato.

-¿Por qué no has comido? Ya es tarde

-No tenía mucha hambre -le dijo Emma sin mirarla, con la voz apagada.

-¿Discutiste con Elsa? Estaba muy molesta hoy en la escuela, incluso le gritó a la hermana azul.

-Algo así. ¿Qué hizo Azul?

-Problemas con el audio en la asamblea, pero parecía que había perdido los mandamientos. No estás enferma, ¿cierto? Al menos no físicamente -Regina se sentó en un taburete, mirando la espalda de Emma-. ¿Qué sucede?

Emma suspiró, sentándose frente a Regina y empezando a jugar con la comida en su plato.

-No es nada que deba preocuparte, estoy bien.

-No te creo. ¿Sabes lo que creo? -Regina dijo con calma, buscando los ojos de Emma-. Creo que tú y yo debemos hablar sobre todo.

-Sí, yo también lo creo.

A veces sólo debemos seguir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora