Emma pidió un día de subsidio; no estaba en condiciones para estar rodeada de niños corriendo a su alrededor. Así que, por la mañana, llamó a la escuela y dijo que estaba enferma. Elsa se fue al trabajo sin decirle nada.
—Fantástico, lo que necesitaba, tener la ley del hielo —murmuró Emma para sí misma mientras se levantaba y se dirigía a la cocina.
Tomó un poco de cereal y se sentó a mirar televisión. Hoy se sentía desanimada; solo quería estar allí sin hacer nada. No quería programar su clase, ni lavar la ropa, solo estar en silencio con sus pensamientos y el ruido sordo del televisor. Terminó su desayuno y regresó a su cama. Su madre llamó, pero ignoró la llamada. Luego llamó su padre, pero se metió a la ducha.
Sus músculos estaban adoloridos, su cabeza latía y sus ojos no se sentían mejor, quizás por haber llorado desde anoche. Elsa envió un mensaje diciendo que no llegaría esa noche ni estaría el fin de semana.
—Bien, más tiempo para torturarme —pensó Emma mientras regresaba a su cama, se cubría con la manta más pesada que tenía y lloraba más, recordando que Regina tenía esa costumbre cuando no se sentía bien. Todo era confuso, pero sabía que para el lunes debía tener una decisión tomada.
El zumbido de su celular la despertó. Era un mensaje de Regina.
*¿Estás bien?
*Supongo que Elsa piensa que estás enferma por mi culpa. Hoy me hizo caras en la reunión de maestros. *
*Parece una adolescente celosa, jajaja.*
*Espero que no sea nada grave. Tu madre me llamó y me preguntó por ti.*
*Creo que olvidó que ya no estamos juntas.*
*Supongo que son los cólicos los que no te dejaron venir... Si te sientes peor, llama y te llevaré medicamentos.*
Cada mensaje hacía que Emma se sintiera peor. No podía deshacerse de Regina; era su mejor amiga, la conocía desde pequeña. Estar acostumbrada a tenerla alrededor le dolía pensar en dejar todo de ella, pero también quería cerca a Elsa. Emma lloraba sin saber qué hacer.
Para el sábado, el llanto había cesado, pero el dolor en su corazón no. Eran las 1 p.m. y aún estaba en la cama hasta que suaves golpes en la puerta la despertaron. Salió de la habitación hasta la puerta.
—¿Quién es?
—Soy Regina.
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A veces sólo debemos seguir
FanfictionRegina es una mujer que recibió un diagnóstico tardío de autismo a los 30 años. A medida que comienza a descubrirse y aceptarse a sí misma, enfrenta desafíos constantes en su vida personal y profesional. Como maestra, enfrenta la discriminación y la...