Capítulo 39

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Después de seis meses, el tiempo se había vuelto una maraña confusa entre la realidad y la ilusión. Cada día era una lucha constante entre la esperanza de escapar y la duda sobre si todo lo que había vivido era realmente verdad o solo una construcción de mi mente, alimentada por José.

¿Era real el amor que José me mostraba, o era solo una forma de manipulación? ¿Las evidencias que había encontrado eran pruebas auténticas de su culpabilidad o simplemente recuerdos distorsionados por el trauma? El miedo a la incertidumbre me mantenía en un estado constante de indecisión.

Pero finalmente no podía esperar más  en mi desesperación de huir.

Mientras José estaba en la cocina, el aroma de la comida que preparaba llenaba la casa. Me encontraba en un estado de desesperación, una mezcla de ansiedad y una profunda frustración que parecía no tener fin. Cada día que pasaba, la sensación de estar atrapada y sin salida se hacía más abrumadora. Mis pensamientos se tornaban más oscuros y la desesperación me impulsaba a considerar medidas extremas.

Vi el cuchillo sobre la mesa de la cocina, su brillo metálico reflejaba la luz de la lámpara. Mi mente estaba nublada por la desesperación y la rabia acumulada. Sentía un impulso fuerte y primitivo, un deseo de acabar con la situación de una vez por todas. Mi corazón latía con fuerza, y una parte de mí se debatía entre el miedo y la determinación. No sabía si estaba actuando por pura desesperación o si realmente tenía una oportunidad de cambiar mi situación para siempre.

Mientras José seguía cocinando, me acerqué lentamente al cuchillo. Mis manos temblaban, y el sonido de la comida hirviendo en la estufa parecía lejano y distorsionado. Sentí una oleada de adrenalina y miedo que me empujaba a actuar. Estaba a punto de hacer algo irreversible, algo que podría cambiarlo todo.

Sin embargo, en el último momento, una voz en mi cabeza me detuvo. Pensé en las posibles consecuencias, en cómo podría terminar todo esto si no tenía un plan claro. ¿Realmente podría salir de esta situación si tomaba esta acción drástica? ¿Qué pasaría si fallaba?

Finalmente, con el cuchillo en la mano, me di cuenta de que estaba actuando por pura desesperación, y la claridad de mi mente volvió a mí. Dejar que el miedo y la desesperación me guiaran podría ponerme en una situación aún más peligrosa. Me di cuenta de que necesitaba un plan más cuidadoso y estratégico si quería escapar de esta pesadilla y encontrar una solución que realmente funcionara.

Decidí dejar el cuchillo en su lugar y salir de la cocina, intentando calmarme y pensar con más claridad. La violencia no era la respuesta que necesitaba. Necesitaba un plan que me permitiera escapar sin ponerme en una situación aún más peligrosa. La lucha por encontrar una salida seguía siendo mi prioridad, pero esta vez, sabía que debía ser más astuta y cuidadosa en mi enfoque.

Secuestrada por un conocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora