Jung Hoseok
Jungkook repetía ese nombre, intentando ponerle cara, pero no lo conseguía. El Hoseok que había conocido era sólo un adolescente como los demás. o al menos, eso creía. No podía recordar su aspecto, ni siquiera el color de su pelo. Lo que sí podía recordar era la mutua antipatía.
—¿Qué demonios te pasa? oyó una voz a su espalda.
Taehyung, que compartía el caro apartamento londinense de Jungkook, apareció en la cocina después de la ducha, mostrando en su rostro las huellas de la noche anterior. Tenía veintiocho años, los ojos alegres, la cara de un ángel y más encanto del que le hacía falta.
Ah, una carta del doncel río, viendo a su amigo con una carta escrita en papel azul y un sobre a juego, el doncel cruel, cuya belleza...
—Es de mi cuñado lo interrumpió Jungkook, molesto.
—Pues eso. Jin, el que te volvió loco cuando tenías veinticuatro años y después decidió que prefería a tu hermano. Un doncel listo.
—Corta el rollo gruñó Jungkook.
—Te comprendo dijo Taehyung con solemnidad. Después de cinco años, sigues teniendo cicatrices.
—¿Qué bebiste anoche?
—No me acuerdo. Pero fue una fiesta estupenda.
—Lo sé. Podía oírlo todo a través del techo.
El apartamento de arriba estaba ocupado por un grupo de alegres jovencitas, la mayoría de ellas azafatas y alguna modelo. En las raras ocasiones en las que estaban todas en casa, organizaban fiestas hasta la madrugada para celebrarlo.
—Deberías haber subido dijo Taehyung, sonriendo ante algún recuerdo sin duda inolvidable.
—Tenía trabajo.
—Tú siempre tienes trabajo cuando hay alguna fiesta. ¿Por qué te relajas un poco? No se va a caer el cielo porque no termines un informe financiero.
—Ahora no estoy haciendo informes. Dos de mis mejores clientes van a unirse y estoy intentando ayudarles a hacerlo con la menor cantidad posible de problemas. Pero todos los que ellos no tengan, los voy a tener yo. Me relajaré cuando haya terminado.
—No te creo. Cuando hayas terminado con ese, tendrás otro asunto. No me eches la culpa si te da un ataque al corazón antes de cumplir los cincuenta. ¿Por qué miras esa carta con tan mala cara? ¿Qué problema tienes?
—Tú. ¿Cómo voy a traer a un doncel inocente a esta casa, estando tú en ella?
—No te entiendo.
—El hermano pequeño de Jin, Hoseok, va a venir a Londres y se supone que yo debo cuidar de él contestó, irritado. Taehyung soltó una carcajada. No tiene gracia...
—Sí la tiene siguió riendo su amigo. Pobre niño. Se va a encontrar con un sargento.
—Si con eso quieres decir que soy un hombre serio y no me dedico a perder el tiempo con azafatas y camareras...
—Modelos, perdona. Siempre ha habido clases. Jungkook, eres demasiado joven para ser tan serio. Tienes veintinueve años y parece que vas a cumplir cuarenta. ¡Pero si no te quitas la corbata ni para ir al cine!
—Soy asesor financiero y se supone que tengo que llevar corbata. No todo el mundo puede ir en vaqueros dijo él, muy serio. La sonrisa de Taehyung resaltaba sus rasgos juveniles. Por el contrario, Jungkook tenía facciones angulosas y unos ojos oscuros e intensos. En su mirada se podía adivinar que se lo tomaba todo muy en serio, incluso a sí mismo. Jin quiere que sea su «ángel guardián» explicó, mirando al techo.
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Mi destino eres tu
RomanceJeon Jungkook no podía creérselo. El risueño y pecoso adolescente que no le había causado más que quebraderos de cabeza, llegando incluso a arruinar su vida amorosa, había vuelto a aparecer en su vida y él se veía obligado a cuidar de este pequeño d...