Cap. 5 ¿Ese es Hoseok? preguntó Jimin.

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 Jungkook bostezaba pensando en la cantidad de trabajo que lo esperaba al día siguiente.

—Sí, es tarde, ¿verdad? dijo Patsy, mirando con sorpresa su reloj.

Voy a buscar a Horacio y... ¿dónde está?

Patsy estaba buscando al gato debajo del sofá y de las butacas, pero el animal parecía haberse esfumado.

—No puede haber salido del apartamento dijo Jungkook. Ya aparecerá.

En ese momento oyeron un ruido en la habitación de Hoseok y Patsy.

—¡Oh, no! exclamó ésta corriendo hacia la habitación. Jungkook y Hoseok corrieron tras ella y, al entrar, Hoseok lanzó un grito y Jungkook se tapó la cara con las manos.

Horacio estaba sobre el atuendo nuevo de Hoseok y lo había destrozado con sus uñas.

¡Horacio! Hoseok, no sabes cómo lo siento. ¿Cómo he podido no darme cuenta?

—Es culpa mía dijo Jungkook. Debería haber cerrado la puerta.

¡Debería haber pensado que ese maldito animal...!

—¡No le grites! dijo Hoseok. Lo vas a asustar.

—¿Qué? exclamó Jungkook, sin dar crédito a sus oídos. Hoseok lo ignoró y tomó al gato en brazos, cariñosamente.

—Pobrecito. ¿Por qué has hecho eso?

—Es viejo explicó Patsy, como si tampoco pudiera creer lo que estaba viendo. Y se pone muy nervioso cuando está en una casa extraña. Debería haber estado pendiente de él.

—Si le damos un poco de leche calentita a lo mejor se pone bueno decía Hoseok, acariciando a Horacio.

—Pero tu ropa... la ha destrozado dijo Patsy.

—Qué se le va a hacer suspiró Hoseok. Debería haberlo colgado en el armario.

—Te compraré ropa nueva dijo Patsy. Al fin y al cabo, es mi gato.

—Yo compraré otro protestó Jungkook. He sido yo quien ha dejado la puerta abierta.

—Ya hablaremos de eso más tarde intervino Hoseok, acariciando al gato, que ronroneaba como un cachorro. Ahora vamos a darle un poquito de leche a Horacio para que se ponga bien añadió, dirigiéndose a la cocina.

—No vuelvas a hablar mal de esa criatura tan dulce susurró Patsy cuando el doncel no podía oírla.

—Ahora recuerdo que le encantaban los animales dijo Jungkook.

—No sé dónde vamos a encontrar otro atuendo como ese.

—Yo tampoco. Era un modelo exclusivo asintió él. Hoseok no parecía preocupado y lo único que parecía importarle era la barriguita de Horacio. En ese momento, Jungkook recordó que la gente solía decirle lo dulce que era Hoseok. Dulce con todo el mundo, menos con él, claro.

Patsy se había ido a la cocina con el, dejando solos a Jungkook y Taehyung.

—Esto es el final decía Jungkook. Hoseok se ha vuelto loco por esa bola de pulgas y ahora Patsy le dará la razón en todo.

—No es tu día, ¿verdad? sonrió Taehyung.

Al final, la situación volvió a la normalidad. Horacio estaba en su cesta y Jungkook tenía que volver a intentar que todo el mundo se fuera a la cama.

—Aún no suplicó Hoseok. No me apetece irme a la cama, me apetece... había empezado a decir. En ese momento, el teléfono empezó a sonar.

— ¿Dígame? preguntó alegremente, sin darle tiempo a Jungkook a contestar.

Mi destino eres tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora