Cap. 4 No has cambiado nada, ¿verdad?

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Satisfecho de su figura, Hoseok seguía comiendo.

—Jin me ha dicho que te has convertido en un banquero.

—Bueno, no exactamente. Trabajo para una firma bancaria como asesor financiero y me va muy bien.

—¿Por qué tienes que ser siempre tan prosaico? ¿Dónde está la emoción?

—¿Qué emoción?

—La emoción de conducir la máquina del progreso dijo teatralmente. De mover las ruedas del dinero. Jin me había dicho que eras un tipo importante.

—¿Ah, sí? preguntó él, intentando que su expresión no mostrara lo complacido que se sentía por el comentario.

—Y que tenías un apartamento de lujo con vistas al río. Estoy deseando verlo.

—Iremos a casa en cuanto termines de cenar. Patsy está deseando conocerte.

—¿Patsy? preguntó, con una voz un poco hueca.

—Es mi secretaria. Te gustará, es una persona muy cariñosa.

—Qué bien dijo Hoseok, sin mirarlo.

—Va a quedarse en casa mientras tú estés en Londres.

—¿Por qué? ¿Por si acaso me decido a atacarte? Dile que no tiene que preocuparse por eso.

—No digas tonterías. Por cierto, no te he hablado de Taehyung. Es mi compañero de piso y...

—¿Es joven?

—Sí.

—¿Guapo?

—Las mujeres y donceles parecen creer que sí. Pero te aconsejo que no le prestes atención.

—Eso va a ser difícil si vamos a vivir bajo el mismo techo.

—Esa es la razón por la que Patsy va a vivir con nosotros. Hoseok lanzó una carcajada.

—Estás intentando proteger mi virtud. Qué simpático.

—Hoseok, un doncel no puede compartir piso con dos hombres solteros sin que la gente murmure.

—Si tu compañero es tan serio y tan tieso como tú, no hay nada de qué preocuparse.

—Si Taehyung fuera como yo, no habría ningún problema suspiró él.

— Jungkook, si hubiera más hombres como tú, el mundo tendría muchos problemas.

—¿Es que no puedes hablar en serio?

—Estoy hablando en serio contestó el doncel. Háblame de Taehyung.

¿Trabaja contigo?

—No, se dedica a los ordenadores. Inventa sistemas, programas y esas cosas. Es una especie de genio, pero su personalidad podría definirse como rebelde. Le gusta «apurar la copa de la vida», como él dice. Pero yo creo que lo que le gusta es apurar todas las copas que le pongan por delante.

Demasiado tarde se dio cuenta Jungkook de que había dicho exactamente lo que no debería haber dicho.

—¡Ese Taehyung tiene que ser divino! ¿Cuándo voy a conocerlo?

Jungkook decidió que tendría que pensar las cosas dos veces antes de decirlas. Estaba impresionado por el cambio que se había producido en Hoseok y no acertaba a hacer las cosas bien.

Y era culpa de el, sentado allí como un dios, con aquellos misteriosos ojos verdes que parecían prometer mil cosas. Taehyung se volvería loco al verlo.

Mi destino eres tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora