Cap. 21 Sé que yo no soy el hombre que quieres.

99 18 0
                                    

—No es algo fácil de decir.

—Lo sé dijo él, acariciando su pelo. Nunca es fácil hablar de las cosas que uno lleva en el corazón, pero a veces hay que encontrar valor.

Hoseok volvió la cabeza para rozar su mejilla contra su mano. Era tan precioso como una flor y Jungkook hubiera deseado besarlo, pero se obligó a sí mismo a no hacerlo. Hoseok necesitaba amistad, no la clase de pasión que él deseaba en aquel momento.

—No sabía qué dirías susurró. Me daba vergüenza contártelo.

—Soy tu amigo. Puedes contármelo todo, Hoseok.

—Oh, Jungkook...

Hoseok levantó la cabeza y él vio que sus ojos brillaban. ¿Cómo podían brillar por aquel cerdo que lo maltrataba?, pensaba con una punzada de celos.

—Quiero saberlo todo sobre ese hombre.

—¿Qué?

—El hombre al que conociste en Australia y no has podido olvidar. A Jackson le hablaste de él.

De repente, los ojos de Hoseok habían dejado de brillar.

—Tú has dicho que te has imaginado el resto.

—Bueno, supongo que lo conociste en Australia y viniste a Londres para olvidarte de él. Pobre Hoseok.

Un escalofrío lo recorrió entero y tuvo que cubrirse los ojos.

—Nunca lo olvidaré dijo el doncel con voz ronca. Nunca.

—¿A tu edad? Claro que lo olvidarás, Hoseok. Y encontrarás a alguien mucho mejor.

—Pero es que yo sólo le quiero a él. Nunca podré enamorarme de nadie más dijo el. La frase melodramática le recordaba a la antigua Hoseok y tuvo que sonreír. No te rías de mí.

—No me estaba riendo. Es que siempre has sido muy intenso. Para ti todo es una cuestión de vida o muerte.

—Algunas cosas son cuestiones de vida o muerte. ¿Es que no te das cuenta?

—Cuéntame quién es.

—No quiero decir su nombre. Pero lo he querido desde que lo conocí.

Ese día me di cuenta de que era el hombre al que amaría toda mi vida.

—Pero si cuando te fuiste a Australia eras casi un niño.

—Eso no importa. Él es especial. Es como si mi corazón hubiera decidido por su cuenta.

—Sí. Es el Corazón el que decide murmuró él, mirándolo a la luz de la chimenea. Hoseok levantó los ojos y después los apartó, como si hubiera visto algo que no se atrevía a mirar. Siempre has sido muy impulsivo...

—No. Era más que eso. Lo supe desde el primer momento.

—Amor a primera vista dijo él. Pero eso no dura, Hoseok. No es más que una ilusión.

—Tú te enamoraste de Jin a primera vista y tu amor no ha muerto todavía.

—No creo que debamos hablar de el dijo él, incómodo.

—No, claro. Pero entiendes lo que quiero decir.

—¿Conoces bien a ese hombre?

—En realidad, no. Siempre estábamos discutiendo. Sólo entonces se fijaba en mí.

—No parece que te haya hecho muy feliz.

Una sonrisa apareció en los labios de Hoseok. Era una sonrisa llena de tristeza y, sin embargo, contenía una especie de nostalgia de alegría. De la que había vivido o de la que había soñado poseer.

Mi destino eres tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora