Jane, la ayudante de Patsy, era nueva en el trabajo. Solía pasarle a Jungkook las llamadas de Jimin, pero nunca lo había visto en persona. Por lo tanto, cuando entró en la oficina, vestido con un elegante traje marrón, Jane se quedó pasmada.
—Dígale al señor Jeon que el doncel Park quiere verlo ordenó Jimin.
—Me temo que el señor Jeon ya se ha ido dijo Jane.
—Es usted nueva, ¿verdad? sonrió Jimin. El señor Jeon siempre está en su despacho los viernes por la tarde, lo sé perfectamente.
—No está, de verdad, joven Park. Se ha ido a pasar unos días a la casa de la señora Cornell en la playa.
—¿Puedo hablar con la señora Cornell? preguntó Jimin. Su sonrisa se había desvanecido.
—Entre, joven Park dijo Patsy, desde la puerta de su despacho.
—No sabía que tuviera una casa en la playa, Patsy dijo Jimin, cerrando la puerta tras ella.
—Es sólo un chalecito explicó Patsy.
—Ya. Bueno, si no le importa darme la dirección...
—Me temo que no puedo hacerlo.
—Claro que puede.
— Jungkook no me ha dejado instrucciones replicó Patsy.
—Eso es absurdo. Usted sabe muy bien quién soy.
—Claro que lo sé.
—Y que Jungkook y yo somos prácticamente...
—Prácticamente repitió Patsy. Pero no del todo.
—Ya veo dijo Jimin con los labios apretados. No hace falta que me lo diga. Ese maldito crío lo ha obligado a llevarlo con él. No sé si se da cuenta del daño que puede hacerle a Jungkook.
— Jungkook es un hombre, joven Park, no un crío. Puede cuidar de sí mismo.
—No pienso discutir con usted. Quiero que me diga dónde está.
—Me temo que no puedo decírselo.
—Muy bien. Llámelo y dígale que quiero hablar con él. Supongo que no me negará eso.
—Por supuesto que no, joven Park, Jane, dame mi agenda de teléfonos, por favor dijo, llamando por el interfono.
—Yo no la tengo, señora Cornell se disculpó la muchacha.
—Oh, cielos. Debo de habérmela dejado en casa. Gracias, Jane dijo, cortando la comunicación. Vaya, ahora no recuerdo el número.
—Supongo que pretende dejar que ese estúpido arruine su vida.
—Hoseok no va a arruinar nada dijo Patsy. Todo lo contrario. Y le aseguro que no es ningún estúpido.
—Tampoco lo soy yo dijo Jimin, furioso. Le advierto que, cuando el señor Jeon vuelva, voy a quejarme de su actitud.
—En ese caso, necesitará el libro de reclamaciones. Me parece que lo tengo por aquí...
La puerta se cerró tras Jimin de un portazo y, un segundo más tarde, Jane entraba en el despacho.
—Qué joven tan frío observó.
—Está acostumbrado a conseguir lo que quiere dijo Patsy.
—No sé por qué no lo ha llamado al móvil.
—Seguramente lo ha hecho, pero estaría apagado.
—Pero el señor Jeon nunca lo apaga...
—Lo sé, por eso lo apagué yo. De modo que, o no se ha dado cuenta o se ha dado cuenta y no quiere encenderlo sonrió Patsy.
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Mi destino eres tu
RomanceJeon Jungkook no podía creérselo. El risueño y pecoso adolescente que no le había causado más que quebraderos de cabeza, llegando incluso a arruinar su vida amorosa, había vuelto a aparecer en su vida y él se veía obligado a cuidar de este pequeño d...