Cap. 18 Míranos, hablando como si fuéramos los mejores amigos del mundo.

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Jungkook empezó a hablar y, por una vez, no pensaba las cosas antes de decirlas. Y siguió hablando, sobre cosas que nunca le había contado a nadie, miedos que le había dado vergüenza admitir, sentimientos que no había querido examinar hasta aquel momento.

Hoseok sabía escuchar sin interrumpirlo, excepto para hacer preguntas llenas de empatía. Sabía que su mente y la de el doncel estaban en perfecta armonía y se sentía liberado.

De repente, allí estaba otra vez, ese algo intangible que tenía en común con Jin. Jungkook se preguntaba si sería porque Jin también sabía escuchar, pero había algo más, algo indefinible... un misterio que debía ser revelado.

— Jungkook, ¿qué te pasa?

—Nada. Estaba pensando... pero ya lo averiguaré.

—¿Qué?

—Míranos, hablando como si fuéramos los mejores amigos del mundo. ¿Recuerdas cómo éramos?

—Siempre a la gresca.

—¿Por qué siempre te metías conmigo, Hoseok? Creía que no querías que Jin se casara con nadie, pero Namjoon te gustó enseguida. Y tu idea de la diversión era poner pieles de plátano en mi camino.

—Nunca las veías hasta que era demasiado tarde rió el doncel. Por eso era tan tentador. Pero yo era insoportable, ¿verdad?

—Sí, sobre todo el día que me metiste una araña en la camisa.

—Y tú te la quitaste y la metiste en mi camisa recordó Hoseok.

—Y tú te pusiste a gritar como un poseso.

—¡Casi me muero de asco!

—Pero si empezaste tú... Sólo quiero saber por qué me odiabas tanto.

—No te odiaba. Pero siempre te hacías el importante y a mí era como si no me vieras.

—Patsy tenía razón. Un día me dijo que los hombres se sienten importantes a los veinticuatro años porque creen que tienen derecho a ser respetados. Tú nunca me has respetado en absoluto.

—Pobre Jungkook dijo, con ojos tiernos. Yo estaba pasando por una edad difícil y me vengaba en ti.

—No sé por qué te molestabas. A los dieciséis años deberías haber estado saliendo con chicos.

—¿Con el aspecto que tenía? rió.

—No estabas tan mal.

—Era un bicho. Y lo único que quería era ser guapo. Soñaba con tener una figura voluptuosa explicó, marcando un busto exagerado sobre su delicada figura. Para que todos los chicos me persiguieran. Pero me trataban como si fuera uno más.

—Bueno, eso ha cambiado.

—Sí, supongo que ahora no estoy mal.

—No seas tonto sonrió él. Tú sabes muy bien que eres un doncel precioso añadió. Como respuesta, Hoseok se limitó a sonreír. Era una sonrisa gloriosa y mareante y le hacía entender por qué Wang seguía persiguiéndolo. Aquello le recordó algo. Hoseok, ¿sabes por qué te he traído aquí?

—¿Para pasar unas vacaciones?

—Eso también, pero hay otra cosa... algo sobre lo que no hemos hablado hasta ahora.

—¿Y qué es? preguntó el doncel.

Jungkook estaba demasiado ocupado observando cómo el sol se reflejaba en el cabello de Hoseok como para darse cuenta de que la voz de la joven estaba llena de esperanza.

Mi destino eres tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora