Cap. 24 Me estaba volviendo loco de preocupación por ti.

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Estuvo despierto durante horas y, cuando estaba empezando a quedarse dormido, un ruido lo despertó. No podía oír nada, pero algo en la cualidad del silencio le decía que no estaba solo.

Entonces escuchó un sonido ahogado en la otra habitación y saltó de la cama sin hacer ruido. Quizá Taehyung había vuelto, se decía. Silenciosamente, abrió la puerta y salió al pasillo.

En la habitación que había sido de Hoseok, podía ver una sombra recortada contra la ventana.

La idea de que un ladrón estuviera en el sitio en el que el doncel había dormido hizo que la sangre se le subiera a la cabeza y se lanzó sobre la sombra con todas sus fuerzas.

Era más pequeño de lo que esperaba, pero luchaba vigorosamente y casi le dejó sin aliento.

Intentaba sujetarle los brazos a los lados, pero en ese momento, el hombre dio un tirón y los dos cayeron sobre la cama.

—¡Ahora! exclamó Jungkook, buscando el interruptor de la lámpara.

Espero que tenga una explicación... Jungkook no pudo terminar la frase.

—Hola, Jungkook.

—¿Hoseok? ¿Qué demonios...? empezó a decir.

Después, olvidándose de todo, lo tomó en sus brazos y lo apretó fuerte contra él. Oh, Hoseok, Hoseok murmuró.

El doncel le devolvió el abrazo sin palabras y él lo besó una y otra vez, como para convencerse a sí mismo de que estaba realmente a su lado.

—Me estaba volviendo loco de preocupación por ti.

—¿Qué pretendías asustándome así? Creí que eras un ladrón y podría haberte hecho daño.

—Más bien, yo podría haberte hecho daño. Estaba ganando la pelea.

—¡En tus sueños!

Se quedaron mirándose el uno al otro, pero Jungkook no lo soltaba y el doncel no intentaba apartarse.

—Hoseok, ¿dónde has estado? Te he buscado por todas partes. Creí que no volverías nunca.

—Y me he ido.

—De eso nada dijo él, apretándolo más fuerte.

—Quería entrar y salir rápidamente sin que te dieras cuenta. En realidad, no estoy aquí.

—A mí me pareces muy real, pero quizá sea mejor que me asegure dijo él, besándolo de nuevo, fiera, posesivamente, hablándole de su amor sin palabras. Hoseok lo besaba con la misma pasión. Claro que estás aquí añadió él, con voz ronca. Y vas a quedarte aquí para siempre.

— Jungkook, no puedo...

—¿Has estado en el apartamento de Leonora?

—No.

—Deberías subir. Hay una carta de Jin para ti. Empieza diciendo:

Querido Jungkook. La mía empezaba diciendo: Querido Hoseok.

—¿Has leído una carta dirigida a mí?

—El sobre venía a mi nombre y no me di cuenta hasta que era demasiado tarde. Pero no hubiera dejado de leerla por nada del mundo.

—¿Qué decía? preguntó Hoseok, nervioso.

—Puedes leerla tú mismo dijo Jungkook, yendo al salón por el doncel. Cuando Hoseok la leyó, la dejó caer sobre la cama. No se atrevía a mirarlo a los ojos. Bueno, ¿es cierto?

Mi destino eres tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora