Jungkook celebró su ascenso comprándose un coche nuevo. Era un deportivo verde, con los asientos de color crema y un motor que apenas hacía ruido.
Como era lógico, llevó a Jimin a cenar y a bailar y el, graciosamente, lo felicitó por su ascenso. Jungkook sabía que era el momento de pedir su mano, pero algo se lo impedía.
En el momento en que la vida parecía llevarlo hasta el, su corazón parecía ir en otra dirección.
Además, tenía que reconocer, el puesto se lo debía a Hoseok. No porque hubiera sido encantador con Frayne, sino porque lo había inspirado para que confiara en su instinto, un instinto que siempre había estado dentro de él, ahogado por su sobriedad.
Hoseok había liberado al nuevo Jungkook y era un Jungkook que le gustaba.
Disfrutó llevando a Hoseok a dar una vuelta en el coche. Su admiración era menos elegante que la de Jimin, pero más divertida. Incluso le había puesto un nombre: «El monstruo silencioso».
Su relación parecía estar pasando por un período de tregua. Hoseok había encontrado un trabajo en una agencia de viajes y parecía más tranquilo.
—Incluso a ti te parecerá bien había bromeado.
—Si te digo que me parece bien, seguro que lo dejas sonrió Jungkook.
—Es posible.
—¿Te pagan bien?
—Lo suficiente contestó.
Y las cosas siguieron así de bien hasta que un día Hoseok fue despedido.
—¿Qué podía hacer? Ese matrimonio llevaba ahorrando toda la vida para su segunda luna de miel y el viaje que iban a contratar era una tomadura de pelo. Tenía que advertirlos. ¿Me entiendes, Jungkook?
—Yo sí, pero seguro que tu jefe no.
—Me llamó traidor dijo Hoseok trágicamente. Y después me despidió.
—Bueno, puedes volver a mi apartamento hasta que encuentres otro trabajo.
—Antes muerto dijo el, para su sorpresa. Más tarde, le pidió perdón, pero Jungkook seguía perplejo. El carácter de Hoseok parecía cada día más impredecible. A veces estaba radiante y otras, era como si quisiera mantenerlo a distancia.
Faltaban tres semanas para que John Neen se retirase y Jungkook ocupara su puesto. Patsy y él trabajan muchas horas para ponerse al día.
— Jungkook, ¿en qué estás pensando? preguntó Patsy una mañana.
—Perdona dijo él. Estoy preocupado por Hoseok y ese Wang.
—¿Ha vuelto a llamar?
—No, pero ha enviado un regalo. Llegó esta mañana a mi apartamento, así que se lo subí a Hoseok. Era una cadena con un diamante.
—¿Un diamante de verdad?
—De verdad y muy caro. La tarjeta decía que pensaba en el a todas horas.
—Qué bonito.
—Quizá. Pero a mí me suena más como una amenaza, como si estuviera diciéndole que nunca podrá escapar de él.
—Podrías llevártelo a alguna parte. De hecho, deberías tomar unas vacaciones porque cuando ocupes el puesto de John no podrás hacerlo.
—Sí, tienes razón musitó él. ¿Pero, dónde?
—Yo podría prestarte mi casita en la playa.
—No sabía que tuvieras una.
—Está en la costa de Norfolk, cerca de un pueblo que se llama Mainhurst. Hoseok estará a salvo de Wang y podréis hablar sobre cómo libraros de él. Esto no puede seguir así.
ESTÁS LEYENDO
Mi destino eres tu
RomanceJeon Jungkook no podía creérselo. El risueño y pecoso adolescente que no le había causado más que quebraderos de cabeza, llegando incluso a arruinar su vida amorosa, había vuelto a aparecer en su vida y él se veía obligado a cuidar de este pequeño d...