Patsy Cornell era la mujer que dirigía su vida. Oficialmente, era su secretaria y delante de todo el mundo lo llamaba «señor Jeon», pero aquello no era más que una cortina de humo.
Era una viuda de cincuenta años con dos hijos mayores y cuatro nietos y una profunda falta de respeto por los hombres.
Gracias a algunas sabias inversiones podría haberse retirado cómodamente, pero sus hijos habían volado del nido y ella disfrutaba con su trabajo en la oficina.
Después de treinta años con Devenham & Wentworth, lo sabía todo sobre asuntos financieros. Jungkook reconocía la deuda que tenía con ella, que le había enseñado mucho de lo que sabía y lo había hecho, además, con gran tacto.
Casi podría haber ocupado su puesto, pero prefería estar en la sombra porque de ese modo tenía más tiempo libre.
Cuando Jungkook la invitó a comer en el mejor restaurante de Londres, ella lo miró con sus ojos inteligentes y suspicaces, como intentando leer sus pensamientos.
—¿De qué quieres convencerme? preguntó la regordeta y alegre Patsy, con un brillo de ironía en los ojos.
—Quiero que vengas a vivir a mi apartamento contestó Jungkook sin pensarlo dos veces.
—¡Qué halagador! Lo siento, Jungkook, pero no estoy buscando un amante. Además, no eres mi tipo. Si se hubiera tratado de ese amigo tuyo tan guapo...
—¿Por qué todas las mujeres piensan que Taehyung es guapo? preguntó él, irritado.
—Porque es irresistible.
—Pues ese es justo el problema. Quiero que te interpongas entre el irresistible encanto de Taehyung y un joven doncel por cuyo buen nombre tengo que velar.
—¿No me digas? Cuéntame rió Patsy. Él puso el problema sobre la mesa, figuradamente hablando La verdad es que la tienes tomada con ese pobre chico opinó la mujer cuando Jungkook hubo terminado el relato.
—Tú no lo entiendes, Patsy. No es un chico normal, es una extraterrestre enviada a la tierra con el único propósito de arruinar mi vida.
Patsy casi se atraganta con un espárrago.
—No digas tonterías. Por lo que me has contado es un chico normal y corriente.
—No insistió Jungkook. Éste no es humano. Tenía los codos como cuchillos. Lo sé porque solía clavármelos en el estómago. Aún tengo cardenales.
—No creo que siga haciéndolo a los diecisiete años.
—No estoy yo tan seguro.
—¿Qué edad tenías tú entonces? preguntó Patsy, intentando disimular una sonrisa.
—Veinticuatro, ¿por qué?
—Lo que me imaginaba. Algo raro le pasa a los hombres a los veinticuatro. Empiezan a decirse a sí mismos que ya son hombres maduros y que merecen un respeto, pero no es verdad. Hoseok sólo te recordaba que seguías siendo un crío y tú no lo podías soportar.
—¡No era eso! protestó Jungkook. Bueno, quizá un poco. Pero en serio, Londres es una ciudad peligrosa para un chico ingenuo como el.
—¿Jimin no puede ayudarte? Se supone que es tu novio.
—Mi relación con Jimin no es tan seria como eso dijo Jungkook. Y no creo que pudiera resistir ningún susto. Hoseok sólo estará en Londres dos semanas y va a quedarse en mi apartamento.
—¡Ah! Cerca del bellísimo Taehyung.
—Cerca de Taehyung, exactamente. ¿Cómo podría volver a mirar a Jin a los ojos si Hoseok se metiera en algún lío? Por eso pensé...
ESTÁS LEYENDO
Mi destino eres tu
RomanceJeon Jungkook no podía creérselo. El risueño y pecoso adolescente que no le había causado más que quebraderos de cabeza, llegando incluso a arruinar su vida amorosa, había vuelto a aparecer en su vida y él se veía obligado a cuidar de este pequeño d...