Cap. 22 Hay correo para ti.

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Un minuto más tarde estaba montado sobre Blackie y cabalgaba en la dirección que solían tomar. Un rato más tarde lo vio delante de él, galopando a toda velocidad, con el cabello al viento. Aquella imagen hizo que su corazón se llenara de alegría.

El doncel lo saludó en la distancia y redujo el galope.

—Buenos días sonrió. Es una mañana preciosa, ¿verdad?

—Maravillosa asintió él.

—No hay nada como el ejercicio para sentirse bien.

Hoseok estaba sonriendo y, sin embargo, había algo raro. Su sonrisa era demasiado amplia. Jungkook quería besarlo, pero aquel despliegue de alegría parecía apartarlo.

—Pareces muy contento esta mañana aventuró.

—Nunca me he sentido mejor. ¿Te apetece galopar?

—Hoseok, espera. Tenemos...

—Primero, vamos a correr un poco.

—No, dijo él

— Tenemos que hablar.

—¿De qué?

—¿De qué? De lo que pasó anoche...

—Ah, eso lo interrumpió el doncel, como sin darle importancia. Jungkook lo miraba, perplejo. Jungkook, estuvo muy bien, de verdad, pero no ha significado nada. Los dos estábamos solos y un poco tristes y... bueno, nos consolamos mutuamente sonrió. No hay que darle más vueltas.

Después de eso, el doncel lanzó a su caballo al galope. Jungkook intentaba seguirlo, pero su caballo era más viejo y no podía hacerlo.

Hoseok siempre galopaba a toda velocidad, pero aquel doncel mañana lo hacía de forma salvaje, como si no le importaran las consecuencias. Jungkook lo miraba aterrado, esperando que cayera de un momento a otro y, por fin, ocurrió.

Aterrorizado, espoleó a su caballo, pero cuando estaba llegando a su lado, el doncel se había levantado de un salto.

—¡Hoseok! exclamó, bajando del caballo e intenta tomarlo en sus brazos. Para su sorpresa, el doncel se apartó.

—No ha pasado nada, Jungkook. De verdad. Lo único que espero es que mi caballo no se haya hecho daño.

—A mí sólo me preocupas tú dijo él con voz ronca. Ven aquí añadió, tomándolo del brazo.

Aquella vez el doncel se apartó de golpe, mirándolo con los ojos brillantes de furia.

—No ha pasado nada insistió el doncel, con un tono de voz que Jungkook no conocía. Estoy bien. Mira añadió, subiendo de un salto a la silla. Será mejor que vuelva al establo para que le echen un vistazo al caballo dijo, acariciando el cuello del animal. Pobrecito. Ha sido culpa mía.

Durante el camino de vuelta, Hoseok iba al trote y Jungkook podría haber cabalgado a su lado, pero iba detrás, desolado por la forma en que su sueño se había roto en pedazos.

No había error posible; Hoseok le había dicho que lo de la noche anterior no había significado nada para el doncel, mientras que para él había sido una revelación.

Sabía que no había habido otro hombre antes que él. Lo había obligado a entregarle algo que sólo le pertenecía al hombre al que amaba y el doncel no podía soportar que lo tocase. Lo odiaba y tenía derecho a hacerlo.

Cuando el veterinario comprobó que el caballo no se había hecho daño, volvieron a la casa en silencio. Hoseok estaba muy pálido y Jungkook no sabía qué decir.

Mi destino eres tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora