Capítulo 17
Recuerdos.
Fina Valero.
—Estoy un poco nerviosa, Fina.
— ¿Nerviosa? ¿Por qué?
—No sé. Y si me lo notan, y si...
— ¿Qué van a notar? Marta, son mis padres. No van a notar nada raro. Bueno, sí, que probablemente seas la persona más educada de cuantas han venido aquí, conmigo.
— ¿Han venido muchas?
—Algunas.
— ¿Chicas?
—Algunas.
— ¿Novias?
—No, no. Novias no. Ninguna de hecho. Pero amigas sí, muchas. Y ninguna tiene tu educación.
—No sé si eso es bueno o malo.
—Ya te digo yo que es bueno.
—Te creeré. Oye, ¿por qué no has traído a ninguna novia?
—Porque la única que yo quería que conocieran, se negó.
— ¿Hablas de...?
—Sí. De esa misma.
— ¿Y por qué no quería conocer a tus padres?
—Pues no lo sé. Supongo que porque no quería tener demasiada responsabilidad emocional. Si pensaba dejarme, supongo que para ella era más fácil así, sin tener lazos con mi familia.
—Vaya... Me cae muy mal esa chica, y ni siquiera la conozco.
—Enhorabuena. Acabas de entrar en el grupo de Carmen y Claudia como mis amigas que detestan a mis parejas.
—Pues si ellas lo hacen, es porque deben de tener razón. Así que encantada de entrar en ese grupo...
Sí. Lo conseguí. A las 12 del mediodía del miércoles 10 de julio, Marta y yo nos plantábamos en Navahermosa, frente a la puerta de la casa de mis padres con una caja de toledanas y otra de pastelitos variados, dispuestas a celebrar el cumpleaños de mi madre.
Debo confesar que no me costó demasiado convencerla para que me acompañase, ya que la pobre tenía pocas, por no decir ninguna, opciones que elegir. Carmen, a pesar de seguir de vacaciones, habia tenido que atender algunos detalles de proyectos en los que estaba inmersa. Además de planificar una delatadora escapada de fin de semana en la que ni Marta ni yo estábamos invitadas.
Quizás eso fue lo único malo que me tuve que comer por la aparición de Marta en nuestras vidas. Que Carmen tuviera más contacto con Tasio.
Esa escapada a la montaña era algo que también solíamos hacer juntas, pero dadas las circunstancias y tras habernos arriesgado lo suficiente con el viaje a Cádiz, las dos sabíamos que exponernos de nuevo a algún contratiempo era tentar demasiado a la suerte. Y Marta ya habia tenido suficientes experiencias extraordinarias. Al menos por unos días. Así que, aunque ella no me lo dijo claramente, yo sabía que ese fin de semana lo iba a pasar con él. Y lejos de reprochárselo, me guardé todo lo que pensaba para mí misma.
Pero el hecho de que no quisiéramos meter a Marta de nuevo en un coche y llevárnosla con nosotras a la sierra para evitar males mayores, no quería decir que la íbamos a dejar encerrada en casa durante el resto de la semana, por supuesto. Como digo, apenas me costó trabajo convencerla la noche anterior de que me acompañase a visitar a mis padres, y ella, bien por educación o tal vez por no quedarse completamente a solas en el piso, accedió sin rechistar. De hecho, creo que hasta algo de ilusión le hizo. O eso me dio a entender al confesarme que incluso estaba nerviosa.
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CRUSH
RomanceFina, una joven del 2024, y Marta, una mujer de 1958, se encuentran inesperadamente en el presente debido a un inexplicable viaje en el tiempo. A pesar de venir de épocas tan diferentes, sus caminos se cruzan en un mundo contemporáneo que les result...