Capítulo 12: El intruso inesperado
Habían pasado dos días desde que Elisa quedó inconsciente, y aunque sus signos vitales eran estables, el hecho de que no despertara me tenía más preocupado de lo que me gustaría admitir. Sus células seguían en el proceso de recuperación, eso lo sabía, pero la espera se hacía insoportable. Cada noche, después de cumplir con mis deberes como Ultraman en la ciudad, volvía a la casa de Elisa y me quedaba a su lado, esperando que algo cambiara. Pero cada vez que entraba en su habitación, la encontraba igual: recostada, tranquila, pero sin señales de volver en sí.
Vancouver no había tenido grandes amenazas en esos días, lo que me permitió estar más tiempo en la casa. De todas formas, no podía descuidar la ciudad. Elisa siempre había sido su protectora, y aunque yo no era Astrogirl, sabía que ella no querría que su hogar quedara desprotegido mientras se recuperaba. Así que me aseguré de estar disponible cuando me necesitaran, pero mi mente siempre estaba aquí, con ella, esperando verla abrir los ojos.
Esa tarde parecía tranquila, al menos hasta que el timbre de la casa resonó por las paredes vacías. El eco que hizo fue sorprendentemente fuerte, como si la casa misma estuviera reaccionando ante la presencia de un intruso. Me levanté con cierta incomodidad, dirigiéndome hacia la puerta. No esperábamos visitas, y dada la situación de Elisa, no me apetecía tener que lidiar con extraños.
Abrí la puerta y lo vi. Un hombre de cabello castaño, con el ceño fruncido, me miraba desde el otro lado. Su presencia me puso en alerta al instante. Algo en él no me gustaba, no sabría decir qué exactamente, pero mis instintos estaban a la defensiva. Estaba claro que no era alguien común, al menos no en el sentido positivo.
"¿Necesitas algo?" Mi tono fue cortante, más de lo que hubiera querido, pero no me importaba. No tenía tiempo ni paciencia para lidiar con desconocidos.
El hombre me miró con una arrogancia evidente, como si mi pregunta no fuera necesaria. "Necesito ver a Elisa," dijo sin rodeos. "Sé que está de regreso en la ciudad."
Mi estómago se tensó al escuchar su nombre en boca de aquel tipo. No sabía cómo, pero sentí que no debía estar aquí. El tono en su voz, la forma en que pronunció su nombre... algo no encajaba. "Ella no está disponible, ven otro día," respondí de manera seca, con la esperanza de que entendiera la indirecta y se largara.
Pero no lo hizo. En cambio, su sonrisa prepotente se ensanchó. "Para mí está disponible. Soy su novio."
Ese comentario fue como una bofetada en la cara. Mi corazón se aceleró y la sangre me hirvió instantáneamente. ¿Su novio? ¿Este tipo arrogante? No lo creía ni por un segundo, pero aún así, el simple hecho de que lo afirmara me encendió. No obstante, me forcé a mantener la calma. Mostrar mi rabia en ese momento no era la opción más inteligente.
"Si fueras su novio, no estarías tocando la puerta como un desconocido," respondí, manteniendo mi tono firme pero sin levantar la voz. "Retírate."
Traté de cerrar la puerta en su cara, pensando que eso sería suficiente para deshacerme de él, pero el tipo tuvo la audacia de sujetar la puerta con una mano. La rabia dentro de mí aumentaba rápidamente, pero todavía estaba bajo control.
"No sé quién te crees que eres, pero está claro que no tienes idea de quién soy yo," replicó, con una mirada desafiante. Su tono altanero no hizo más que irritarme más.
Podría decir lo mismo, pensé, apretando la mandíbula para no decir algo que empeorara la situación. "Podría decir lo mismo," le respondí finalmente, repitiendo lo que ya pensaba. Cada palabra que salía de su boca me sacaba más de mis casillas.
Luego, el comentario que lo arruinó todo. "Ni siquiera deberías estar en la casa de Elisa," dijo, con ese aire condescendiente que me provocaba ganas de golpearlo. "¿Qué clase de amorío está metida?"
Ese fue el detonante. Antes de darme cuenta, lo había empujado. No medí mi fuerza, pero claramente no fue suave, porque el tipo cayó al suelo de espaldas, su expresión de sorpresa fue evidente. Me quedé allí, respirando pesadamente, tratando de controlar el impulso de hacerle más daño. No era mi estilo, pero algo en este hombre despertaba en mí una ira que no solía sentir.
"Escucha bien," dije, con la voz controlada pero firme. "No quiero verte nunca más cerca de esta casa. Y si decides volver, te aseguro que tendrás problemas."
El hombre se quedó en el suelo un momento, mirándome con una mezcla de rabia e incredulidad. Parecía no poder creer lo que acababa de pasar. Se levantó lentamente, sacudiéndose la ropa y sin quitarme la vista de encima. Había algo peligroso en su mirada, pero no me intimidaba.
"Esto no ha terminado," murmuró, mientras retrocedía. "Volveré. Y cuando lo haga, será mejor que tengas más cuidado."
No respondí. Simplemente cerré la puerta de golpe y me quedé ahí, apoyado contra la madera, tratando de calmar mi respiración. Mi corazón latía con fuerza, no solo por la confrontación, sino por lo que implicaba. ¿Quién era ese tipo? ¿Por qué decía ser el novio de Elisa? Nada de esto tenía sentido.
Después de unos minutos, cuando mi respiración se calmó, volví a la habitación de Elisa. La paz que reinaba en su cuarto contrastaba con el caos de emociones que sentía en mi interior. Me acerqué a su cama y me arrodillé a su lado, como lo había hecho tantas veces en los últimos días.
"¿Quién demonios era ese tipo, Elisa?" susurré, más para mí mismo que esperando una respuesta de ella. "Y, más importante, ¿qué tiene que ver contigo?"
Miré su rostro tranquilo, aún inconsciente. Quería protegerla de todo lo que sucedía fuera de estas paredes, pero sabía que no podía hacer eso por mucho más tiempo. Tarde o temprano, ella despertaría, y ese castaño, quienquiera que fuera, volvería. Y cuando lo hiciera, tendría que estar preparado para lo que sea que se avecinaba.
Mi rabia no se había disipado, pero por ahora, todo lo que podía hacer era quedarme a su lado y esperar. Porque, fuera lo que fuera lo que ese hombre representaba, yo no permitiría que nada ni nadie volviera a lastimar a Elisa.
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Soledad de Tinta Gris | Ken Sato/ ULTRAMAN
Fiksi PenggemarElisa Hansen, conocida como Astrogirl, busca al legendario Ultraman en Japón para resolver un misterioso problema con sus poderes. Desesperada por proteger Vancouver de monstruos y amenazas, se hospeda con el científico Hayao Sato y su hijo Ken. Mie...