¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Era una tarde de verano en el club, y el sol brillaba fuerte sobre la pileta. Los chicos, entre ellos Balde, Ferran, Guiu, Ansu, Gavi, Pedri y Marc Casadó, se estaban divirtiendo saltando al agua, jugando y charlando entre risas. Pau Cubarsí, sin embargo, no estaba tan metido en el ambiente. Se mantenía parado cerca del borde de la pileta, observando a sus amigos, pero sobre todo a Héctor Fort, que acababa de salir de la pileta con el torso mojado, gotas de agua deslizándose por su piel bajo la luz del sol. Pau no podía apartar la mirada.
Héctor se acercó a él con una sonrisa traviesa.
-Vamos, Pau, no seas aburrido. Métete conmigo-, le insistió, aún con el cabello mojado, el agua goteando por su cuerpo.
Pau intentó esquivar la mirada, pero era casi imposible con Héctor tan cerca.
-No, Hec, no tengo ganas-, respondió, esforzándose por mantener la voz tranquila.
-¿Estás en bañador y no te quieres meter en la pileta?-Héctor lo miraba entre divertido y curioso, notando cómo los ojos de Pau se desviaban de vez en cuando.
-Es que no me quiero mojar ahora-, respondió Pau.
Héctor sonrió aún más, una idea formándose en su mente. Sin advertencia, lo abrazó fuerte por la cintura, empapando la piel seca de Pau con el agua de su propio cuerpo.
-Pues ahora ya estás mojado. Vamos-, dijo riendo, mientras lo arrastraba suavemente hacia el borde de la pileta.
-Nooo, Héctor, que no quería mojarme-, protestó Pau, sonando como un niño pequeño, lo que provocó las risas de los demás.
Sin previo aviso, Héctor lo levantó por la cintura y lo tiró a la pileta consigo. Ambos cayeron al agua en un chapuzón enorme.Cuando Pau sacó la cabeza del agua, bufando y quitándose el pelo de los ojos, se quejó.
-Te dije que no quería mojarme, en serio.
-Ya no tienes opción-, respondió Héctor divertido, dejándole un beso espontáneo en la cabeza, un gesto que sorprendió a todos, incluyendo a Pau.
Un rato después, ya había anochecido y todos decidieron que era hora de irse. Héctor se envolvió una toalla a la cintura, mientras Pau se cubría por completo con la suya, tiritando de frío. Ambos se dirigieron a la habitación que compartían en el club.
Ya en la habitación, Pau se apresuró a meterse a la ducha mientras Héctor buscaba algo de ropa para cambiarse. Después de que ambos se bañaron, Héctor se tumbó en una de las camas, aún secándose el cabello. Pau, ya más cómodo, lo miró antes de proponer, algo nervioso:
'¿Te parece si unimos las camas? Así estamos más cómodos...-Héctor lo miró sorprendido, pero con una sonrisa.
-¿Quieres que unamos las camas?
Pau asintió, algo avergonzado. -Sí, solo si te parece bien.
Héctor no dijo nada más y comenzó a arrastrar su cama junto a la de Pau. Después de acomodarlas, ambos se metieron bajo las sábanas. Comenzaron a charlar sobre cosas triviales, riéndose y compartiendo pequeños recuerdos, hasta que el sueño empezó a ganarles.
-Buenas noches, Pau-, dijo Héctor en voz baja.
-Buenas noches, Hec-, respondió Pau, acomodándose en su lado de la cama.
Al despertar la mañana siguiente, Héctor sintió un peso cálido sobre su pecho. Al abrir los ojos y mirar hacia abajo, vio que Pau se había acurrucado encima de él durante la noche, con la mitad de su cuerpo descansando sobre su torso, y su cabeza cómodamente en su pecho. Héctor sonrió, rodeando suavemente la cintura de Pau con un brazo, permitiendo que siguiera durmiendo.
Cuando Pau despertó, se dio cuenta de que estaba prácticamente encima de Héctor. Al notar su posición, se sonrojó intensamente, pero antes de poder moverse, escuchó la voz suave de Héctor.
-Buenos días, peque-, dijo Héctor en tono juguetón, sacándolo de sus pensamientos.Pau hizo un ruido de disgusto y, en lugar de levantarse, se acomodó más en el pecho de Héctor. Estaba demasiado cómodo para moverse. Sin embargo, al acurrucarse más, notó algo importante: Héctor seguía sin camiseta, lo que significaba que estaba literalmente apoyado en su piel desnuda, mientras Héctor lo rodeaba con su brazo.
-Hmm, Héctor...-murmuró Pau, tratando de disimular los nervios.
-¿Qué pasa, Pau?-respondió Héctor con una voz calmada.
-¿Te molesta que esté así...?- preguntó Pau, inseguro, aunque en realidad estaba demasiado cómodo como para moverse.
Héctor comenzó a acariciar su cintura suavemente con la mano que ya estaba ahí.
-No, para nada. ¿Por qué lo preguntas?
-Por si estabas incómodo...- contestó Pau, su voz ligeramente entrecortada por las caricias.
-Nunca me incomodaría estar así contigo, peque-, dijo Héctor, con una sonrisa que Pau no pudo ver, pero que sintió en el tono cálido de su voz.
La tarde pasó entre caricias suaves y pequeños apodos cariñosos. Ninguno de los dos mencionó en voz alta lo que sentían, pero sabían que algo estaba cambiando entre ellos. Y aunque todavía no lo admitieran del todo, sus corazones estaban cada vez más cerca de desatarse por completo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.