One Shots💙❤️

Nilo----Fedri

Era un día tranquilo en la Ciudad Deportiva, hasta que Pedri apareció en el vestuario con Nilo, su hermoso labrador negro. Había crecido un poco desde la última vez que lo había traído, pero todavía no era lo suficientemente grande como para que le negaran la entrada.

—¿En serio trajiste a Nilo? —preguntó Gavi, mirando al perro con una sonrisa divertida.
—No tenía con quién dejarlo hoy —respondió Pedri, acariciando la cabeza de su mascota.

Pero Nilo parecía tener su propio plan. Apenas cruzó la puerta del vestuario, algo llamó su atención, y sin previo aviso corrió directo hacia Ferran Torres, quien estaba sentado en un banco, ajustándose las medias.

—¡Ey! —exclamó Ferran, sorprendido al ver al perro saltar sobre sus piernas, moviendo la cola como un ventilador. Nilo parecía desbordante de alegría al verlo.
—Parece que alguien tiene un favorito —bromeó Jordi Alba, riendo al ver la escena.

Ferran, entre risas, comenzó a acariciar al perro, que se retorcía de felicidad.
—¿Qué pasa, Nilo? ¿Soy tu persona favorita o qué? —preguntó Ferran, mirando a Pedri con una sonrisa traviesa.

—Eso parece —dijo Pedri, acercándose a ellos con resignación en el rostro pero diversión en la voz.

Cuando Pedri llegó hasta ellos, Ferran se levantó y, con su habitual gesto cariñoso, rodeó su cintura con los brazos.
—Creo que tu perro y yo estamos conectados, Pedri —bromeó Ferran, aún riendo.

Pedri no se quedó atrás y enroscó sus brazos por los hombros de Ferran, como era habitual en sus abrazos. Este gesto, que ya no sorprendía a nadie en el vestuario, provocó risas colectivas, pero lo que hizo que todos explotaran de carcajadas fue cómo Nilo, al verlos abrazados, se sentó tranquilamente frente a ellos, moviendo la cola como si aprobara la escena.

—¡Mirad eso! —dijo Eric García entre risas—. El perro está bendiciendo vuestro amor.

—Calla, Eric —respondió Pedri, aunque el rubor en sus mejillas lo delataba.

—Pero es que es verdad —insistió Gavi, señalando a Nilo—. En cuanto os separéis, va a volver a atacar a Ferran.

Y, como si lo entendiera, apenas Pedri y Ferran se separaron, Nilo saltó de nuevo hacia Ferran, ladrando suave y moviéndose alrededor de él, claramente ansioso por más atención.

—¡Nilo, basta! —intentó Pedri, aunque su risa hacía que su tono no sonara muy convincente.
—Déjalo, hombre. Es que se nota que me quiere más que a ti —dijo Ferran, agachándose para jugar con el perro.

—Ya está decidido —anunció Jordi Alba, apoyándose contra una taquilla—. Ferran es el favorito del perro. Pedri, tenés que aceptarlo.

—Y no solo del perro —murmuró Ansu, lo suficientemente alto como para que todos lo escucharan, provocando carcajadas en el vestuario.

Pedri negó con la cabeza, aunque no podía ocultar la risa. Finalmente, se agachó junto a Ferran y acarició a Nilo, que movía la cola frenéticamente entre los dos.
—Tranquilo, Nilo. Ferran no se va a ir —dijo Pedri con una sonrisa.

—Eso díselo a él —respondió Ferran, echándole una mirada divertida a Pedri—. Yo siempre estoy aquí, ¿no?

—¡Qué romántico! —gritó Jordi, aplaudiendo como si estuviera viendo una telenovela.

—¿Y si Nilo sabe algo que nosotros no? —añadió Gavi, fingiendo estar pensativo—. Quizás lo hace porque quiere que sean una familia oficial.

—¡Una nueva familia Barça! —gritó Eric, lo que provocó una nueva ola de risas.

Pedri, con el rostro rojo como un tomate, trató de ignorar los comentarios, pero las bromas no paraban.

—A Pedri le gusta la idea, ¿eh? —dijo Ansu, observándolo con una sonrisa pícara.
—¡Cállate, Ansu! —respondió Pedri, intentando sonar serio, pero su sonrisa lo traicionó.

Mientras tanto, Nilo, completamente ajeno al caos que había provocado, seguía disfrutando de los mimos de Ferran, como si fuera el centro del universo. Y para Ferran, parecía no haber nada más importante en ese momento que seguir jugando con el cachorro, quien, claramente, ya lo había adoptado como su persona favorita.