Vibes-----Hecbasí

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Era una tarde cualquiera después del entrenamiento, y el equipo estaba descansando en las gradas, charlando y disfrutando de la brisa. Pau estaba sentado en un rincón, hablando con un chico que recién había llegado al club, un joven que había comenzado a integrarse al grupo. Héctor estaba cerca, observando discretamente la conversación entre ellos. Aunque el chico parecía amigable, Héctor no podía evitar sentir una ligera molestia al ver cómo el nuevo se acercaba tanto a Pau. No lo conocía, pero desde lejos, algo en él no le caía bien.

Mientras el chico seguía hablando animadamente con Pau, Héctor sintió un impulso protector. Sin pensarlo demasiado, se acercó sigilosamente por detrás y rodeó la cintura de Pau con sus brazos. Pau se quedó helado por un segundo, sin entender muy bien lo que pasaba, pero enseguida se giró para enfrentar a Héctor. Sin embargo, Héctor ya había comenzado a hablar con el chico.

—¿Algo más que quieras decirle, amigo? —dijo Héctor, con tono firme y una mirada que dejaba claro que no estaba de humor para juegos—. Creo que es hora de que te vayas.

El chico, sorprendido por la actitud de Héctor, no sabía bien cómo reaccionar. Pau, sintiendo que la situación se estaba saliendo de control, trató de tranquilizar a ambos.

—¡Héctor, basta! —dijo Pau, intentando apartar a Héctor con una sonrisa nerviosa, aunque claramente se sentía incómodo por la escena—. No tienes que hacer esto.

Pero Héctor no lo soltaba. Su abrazo seguía firme y protector, y miraba al chico con ojos serios, dejándole claro que no estaba bienvenido. Después de unos segundos incómodos, el chico, sintiendo la presión, decidió alejarse y marcharse.

—¡Eso fue un poco excesivo, Héctor! —dijo Pau, ahora visiblemente avergonzado mientras trataba de zafarse del abrazo.

Héctor, con su sonrisa traviesa, finalmente soltó a Pau, pero antes de que pudiera reclamarle demasiado, Héctor le dio un beso suave en el cuello, algo que sorprendió completamente a Pau.

—¿Qué tal, campeón? —preguntó Héctor con tono juguetón.

Pau se puso rojo como un tomate, sin poder evitar la reacción. Intentó "regañarlo", pero las palabras se le atascaban debido al sonrojo. Mientras tanto, los amigos que habían estado observando y grabando la escena no paraban de reírse.

—¡Vaya Héctor, todo protector! —dijo Gavi, con una risa burlona, mientras mostraba el video a los demás—. ¡Parece que es el dueño de Pau ahora!

Ansu también no podía dejar de reírse y añadió: —¡Eso sí que es ser dominante! ¿Cómo vas a soltar a Pau, Héctor?

Héctor, al ver la reacción de Pau, no podía dejar de sonreír. Se sentía feliz de haberle dado ese pequeño beso en el cuello, aunque sabía que había sido algo inesperado.

—¡No te pongas tan rojo! —dijo Héctor, divertido—. No era para tanto.

Pau intentó evitar las miradas de los demás, pero aún estaba sonrojado. Sin embargo, no pudo evitar sonreír un poco ante el gesto de Héctor. Los chicos siguieron grabando, y el video no tardó en ser compartido en el grupo de WhatsApp del equipo. Las bromas y risas no se hicieron esperar.

Esa noche, Héctor vio el video en su teléfono mientras descansaba. Pau aparecía claramente avergonzado, con el rostro rojo y tratando de "regañarlo" mientras él lo abrazaba, pero la parte que realmente le causó ternura fue verlo tan sonrojado después del beso en el cuello.

Héctor sonrió con cariño al ver cómo Pau se veía en el video, tan adorablemente ruborizado, y no pudo evitar sentir una oleada de ternura. Sin pensarlo, le mandó un mensaje a Pau en el grupo, acompañado de una carita sonriente.

—¿Te gustó el video, Pau? No te pongas tan rojo, ¡me da ternura! 😁

Pau vio el mensaje y, aunque intentó mantener su compostura, no pudo evitar reírse de lo gracioso que era ver cómo Héctor lo había hecho sentir tan vulnerable.

One Shots💙❤️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora