8 ~ Patitiesa.

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Narra Alexa.

-¿Se puede saber por qué tardas tanto, Alex? -soltó mi hermano de golpe al irrumpir en mi habitación.

Gruñi, alzando la vista para ver a David de pie junto al marco de la puerta. Tenia los brazos cruzados a la altura de su pecho y el ceño fruncido notablemente, pero no me intimido su postura. Más  bien, me molesta de sobre manera que aun siga teniendo la manía de entrar en mi habitación sin tocar la puerta.

Detesto esa mierda, lo detesto.

-¿Se puede saber por qué mierdas no tocas a la puerta? -murmure entre dientes-. ¡Pude haber estado desnuda!

-Estoy en mi casa, puedo entrar en cualquier habitación cuando me plazca. -Espeto.

-Pues está también es mi maldita casa, y no me vez entrando en tu habitación sin tocar a la puerta, ¿o si? -le grite, dirigiéndole una mirada furiosa, comenzaba a hervirme la sangre.

David soltó un bufido sarcástico y se encogió de hombros:-Me da igual. Tienes cinco minutos para subir tu sucio culo al auto o no te llevare a ningún centro comercial, vieja gruñona.

Aquello provoco que un feroz rugido brotara de mi garganta con fuerza ante el enojo, provocando que David soltara una carcajada y cerrara la puerta de la habitación..., evitando así que mi rimel saliera disparado e impactara contra su rostro. Que de igual manera cayo partido a la mitad, cuando impacto contra la puerta.

-¡Gruñona tu madre! -le grite casi de inmediato.

-¡Cuida tus palabras, Alexa Ross! -intervino mi madre alzando la voz desde el píe de las escaleras.

-¡Lo siento, mami! -grite en respuesta.

Cinco minutos después- tal y como me lo había exigido el estúpido de mi hermano-, monte mi culo en el asiento de copiloto, tras dedicarle una mirada de advertencia a David; solo en caso de que decidiera hacer algún comentario inadecuado. No estaba de ánimos para lidiar con sus estupideces, no hoy.

Para mi sorpresa, mi hermano se queda con la boca cerrada, mientras pone el vehículo en marcha, hasta el centro de Londres. Acto seguido, me abrocho el cinturón de seguridad y clavo mi vista en la ventana. Perdiéndome gratamente, en aquellos acontecimientos recientes que me arrastran hasta a el hombre de melena rizada y hermosos ojos verdes, color esmeralda.

Harry Styles.

Debo confesar que he estado de mal humor durante toda la mañana, y eso se debe a la"cita" que tuve con el. La cual comenzó casi perfecta, y digo casi, porqué bueno..., me llevo al cine a ver una tonta película. Pero sin embargo, la disfrute. Hasta que llegamos al restaurante, donde  el caballero rompió mis esperanzas con el clásico truco machista de la honestidad.

«Truco en el que caíste, por cierto.» se burla mi subconsciente.

Y es cierto.

Caí en la telaraña de Harry cual presa fácil, y ahora busco desesperada una manera de huir, pero no la consigo. Me gusta demasiado. Incluso, he llegado a cuestionar la voz de la razón y lo que dicta mi corazón.

Se qué, posiblemente lo lastime con mis palabras, y algún día, espero que me perdone y me entienda. No pude evitar ser controlada por el sentido común, simplemente no pude. De nada vale admitirle a Harry mis sentimientos, si tiene novia, ¿cierto? Lo que sí me ha molestado y me ha sorprendido al mismo tiempo, fue su respuesta:

"Me alegra que sepas que entre tu y yo nunca pasara nada más que una simple amistad."

"Yo estoy muy enamorado de Tiffany."

Good For You | EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora