18~ Cena en Velero.

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-¿Si? -dice Tiffany al abrir la puerta.

Deje escapar todo el aire en mis pulmones al ver que el hombre de la puerta no era Harry, sino otro. Dios, jamás en mi vida había estado tan asustada.

-Buenas noches. He venido a recoger a la señorita Ross. -comenta un hombre vestido con traje, color azul marino.

-Sí, hay esta. - articula Tiffany con tono un poco incrédulo, señalándome con el dedo.

Los ojos azules de Tiffany brillaban de pura curiosidad y diversión, en cambio, yo aun tenía secuela del gran susto que acaba de pasar.

-Soy yo -comente por lo bajo, alzando la mano.

Este me dedica una sonrisa brillante, al decir: -Un placer señorita Ross.

Camino hacia mí y me tendió la mano, yo le devolví el gesto un poco nerviosa. El hombre era alto, no tan alto como Harry, pero si era más alto que yo. Su cabello negro estaba perfectamente engominado y peinado hacia atrás. El color de sus ojos era oscuro, casi negros, mientras que su piel era bronceada y sin marca alguna en su rostro. Era guapo, y no soy la única en notarlo, Tiffany también lo ha hecho.

-Soy Edgar, y seré su chofer el día de hoy -dijo el hombre.

-¿Chofer? - repetí, ahora incrédula, mientras aun sujetaba su mano.

Este asintió, enderezando su postura, colocando los brazos detrás de su espalda. Mire por encima de mi hombro a Sony, quien ahora se encontraba a mi lado, mirándome fijamente. Luego, sujeto mi mano entre las suyas y le dio un apretón, en señal de apoyo.

Me hizo sonreír. Luego, mis ojos se clavaron en la chica junto a la puerta, y esa sonrisa desapareció. Mi pecho se contrajo, seguido por un dolor punzante, que me impide respirar. No puedo mirarla por mucho tiempo a los ojos, no después de todo lo que le he hecho. Me duele cada mentira que he dicho, hasta el punto de tener miedo a quebrarme delante de ella en cualquier momento. Siento mucho peso sobre mis hombros, la consciencia me está carcomiendo lentamente, jugando sucio. Tengo demasiados temas que discutir y aclarar con Harry. Demasiadas decisiones que tomar, ya sea por el bien de nuestra "relación". Roguemos al cielo que todo salga bien esta noche.

Lo único que hasta ahora agradezco, es que Harry no se presentara en mi casa. Sino que, envió a alguien en su lugar. Siento alivio e intriga al mismo tiempo, ya que, no se que se trae el rizado entre manos. Y alivio, porque evito que las esperanzas de una joven con melena dorada, se rompieran en pedazos. Evito que un corazón, se rompiera por una maldita traición.

-Bien... -recorrí con los ojos a todos durante un breve segundo. -En un momento estaré abajo, iré por mi cartera. -anuncie, antes de girarme y subir por las escaleras.

Cuando baje corriendo las escaleras pesando que era Harry, deje todas mis pertenencias en la habitación. Mi móvil, mi bolso y mi bufanda color crema. Estoy empezando a sentirme nerviosa, sin todavía haber visto a Harry. Lo extraño.

-Yo... debo irme a casa. -A mitad de las escaleras de detuve para ver a Tiffany.

Esta me dirigió una mirada carente de gracia, antes de acercarse a mi madre y darle un beso en la mejilla.

-Estoy agotada, lo siento -musito. Sus labios están curvados en una sonrisa, pero está, no llega a sus ojos. Puedo notarlo desde el tercer escalón, de la escalera.

Algo anda mal, lo sé.

-¿Te vas? -le pregunte.

«Obvio que se va, acaba de decírtelo.» Quise golpearme en la cara, cuando deje que la pregunta saliera de mis labios.

Good For You | EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora