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Júpiter
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Es un hermoso viernes, nublado pero caluroso, perfecto para irnos de compras, hoy mis prácticas se terminan temprano, y los chicos al salir quieren que los lleve con la abuela, los recogeré e iremos al centro comercial para terminar con una deliciosa cena con mamá.
Ella es otra que no me abandona, le ofrecimos venir a vivir con nosotros pero no lo acepto, lo que si no deje a discusión fue el hecho de que dejaría de trabajar, Dylan me mantiene las cuentas bancarias hasta el tope, al igual que Loria. Aunque siempre le he dicho a los dos que no, la marina me comenzó a pagar hace unas semanas. Lo que gano en mis presentaciones lo tengo en un fondo privado para una emergencia o para los niños, y lo que gano en el baile es todo para mamá, aún vive en la cabaña que compramos juntas, y si sigue siendo de un rosa pálido divino.
El trio muy seguido se va con ella, les gustó mucho pasar tiempo en esa casa, y la verdad a mí también, pero tengo que volver a casa cada noche, al lado de mi no esposo.
Aún sigue con su pequeño problema de salud pero con el tratamiento lo ha sabido llevar, nunca me ha dejado revisarla ni acompañarla, dice que no quiere que me preocupe.
Desde el primer momento se atendió con una doctora particular, misma que fue mi tutora en clases, y al parecer están cómodas una con la otra y yo respeto su decisión.
—Hasta luego Júpiter —Me despido de mis compañeros y al salir de la clínica me suelto el moño que llevaba puesto, mi largo cabello cae en unas lindas ondas hasta rozar mi trasero.
—¿A dónde vas preciosa? —giro el rostro y veo a Ebba venir hacia mí.
—Hola preciosa, andas muy perdida —se encoje de hombros.
—Sí, tenía ganas de platicar contigo ¿A dónde vas?
—Por mis niños —me coloco un mechón detrás de la oreja.
—T e acompaño. ¿Qué dicen los niños del comando?
—Están felices, les gusta mucho levantarse para venir aquí, no pensé que les emocionara tanto. Y mira que les están dando bastante carilla.
—Bueno, eso era de esperarse, raro seria si no les gustara la marina, lo traen en la sangre amiga —muerdo mi labio y miro el camino.
—Sí, lo sé. ¿Aún no se sabe nada de él cierto? —niega.
—No, y la verdad es que lo extraño, obviamente los tengo a ustedes, a Abel, Eider. Pero no es igual sin él. Lo extraño y supongo que tu también.
—No y cambiando el tema a algo más agradable, cuéntame porque rechazaste la opción de Alicia —suspira y mira al cielo por un momento.
—No la rechace del todo, solo es que, bueno, no sé. Yo no sabía que ella quería hijos o quería una familia. Siento que yo le quite esa oportunidad, ¿no sé si me entiendes? Tal vez ella sería feliz si se casara con un chico que la pueda embarazar —noto cierta desilusión en su voz
—¡Claro que no! Alicia te ama a ti, estoy segura que jamás te cambiaría por nadie en este mundo. Aparte, de que te sirve ser chico y embarazar mujeres, si no vales lo suficiente como para quedarte y cuidarlos —me mira inclinando la cabeza y alzándome una ceja— me proyecte, lo siento.
—ya lo creo.
—A lo que voy es que el hecho de que Alicia quiera un hijo, no hace que te quiera menos o que no desee estar contigo. Al contrario Ebba. Que placer que la mujer que amas, decida estar contigo toda la vida y formar una linda familia a tu lado.
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Corazones Destrozados
RandomCreemos tener las cosas o a las personas seguras, pero luego llega la vida para abofetearte y demostrarte lo equivocada que estas. Es bien sabido, "Nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido" Júpiter, es una hermosa doctora forense, madre de 3...