Corazones Destrozados

CAPITULO 24

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Júpiter

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Maquillo con mucho cuidado mi pómulo, aun me duele pero no quiero que se vea, ya se me estoy comportando como una esposa sumisa y tonta, pero me da mucho miedo que intente algo con los niños, desde hace mucho me está amenazando con llevárselos lejos y no me dejaría verlos hasta que él quiera.

Sé que no será difícil para Dylan hacerlo, muchos piensan que es el padre de mis hijos y todo el mundo cree que él y yo somos marido y mujer, legalmente.

Ayer estando en el comando, mientas esperaba noticias de mi niño o de Lucián me llevo a su dormitorio, estaba furioso y me lo hizo saber, quise zafarme de su agarre al entrar a la habitación y me lanzo una bofetada que me tiro al piso, quede en shock y el resto no lo vi venir, me desvistió rápidamente y para no hacer el cuento tan largo solo diré que me tomo a la fuerza bajo la excusa de que si quiero ser una golfa lo seré solo con él.

Cuando termino se puso de pie acomodándose el traje y me echo, me fui por los niños y rápido volví a casa, no he salido desde ayer, el llego ya muy tarde, tomado y lo volvió a hacer, me tomo por la fuerza mientras dormía y aunque ahora no hubo bofetadas si me dejo 5 mordidas muy marcadas a lo largo de mi cuerpo, y honestamente me arde la piel lastimada.

Ya pasaron 6 días desde que mi bebé no está conmigo, cada día y cada noche me tormenta el hecho de no tenerlo conmigo. Me desespero tanto y camino por toda la casa como si estuviera enjaulada.

Hoy intentare hablar con Dylan, entiendo que le falle pero también estoy en contra del abuso y no quiero permitírselo más y mucho menos que mis hijos se den cuenta de dicha situación. Por eso es que me he quedado callada, no quiero que ellos se enteren y no quiero que los valla a golpear o lastimar.

También necesito estar en el comando, Lucián desapareció hace 5 días de la nada, la última en verlo fui yo, pero me quede dormida en su oficina y cuando su secretaria me despertó el ya no estaba.

No sabemos a dónde se fue ni porque, estoy desilusionada, enojada y preocupada. Pensé que me ayudaría a busca a mi niño, todo el mundo me decía que el aria lo imposible por traerlo de vuelta y ahora todos se preguntan dónde está y porque no se comunica con nadie.

Ya lista y maquillada coloco mis anteojos de vista y bajo a la cocina, mis chicos ya desayunan con Abril, les doy un beso y la señora que me ayuda en casa me entrega la lista de lo que hoy tengo que comprar, cada sábado trato de ir de compras para los suministros de la casa.

No tengo ánimos ni es algo que quiera hacer justo ahora, pero dice que ya casi no hay nada en la alacena ya que no he querido ir en más de dos semanas.

—Vuelvo en un rato —beso a Nova y a Hades e intento irme pero veo a mi hijo bajar de su silla.

—Yo voy —no quiero que valla para no darle tiempo de que me vea la mejilla.

—No tardare, a ti no te gusta ir al súper y volveré pronto —le alego y sin responderme se dirige hacia afuera, no me queda de otra y salimos para subir a mi auto, se coloca el cinturón y sin decir nada salimos de los jardines de nuestra casa.

Orión ya hubiera inundado el auto de música y Nova ya me hubiera contados sus grandiosas anécdotas con Gastón o Rigel, pero como es Hades, todo es silencio y tranquilidad. Una tranquilidad que me ahoga y me asfixia, ya que nada está bien desde que mi guapo no está. Lo necesito tanto.